El gobierno de Bahréin anunció la prohibición hasta nuevo aviso de todos los mítines y encuentros públicos.


El ministro del Interior, Rashed Al Jalifah, amenazó con “tomar las medidas necesarias” contra los organizadores de marchas y mítines, y contra todo aquel que participe o tenga relación con tales actos, imputando a las agrupaciones políticas de “amenazar la seguridad ciudadana y perturbar el orden público”.

Al mismo tiempo, el ministro del Interior consideró que “las marchas forman una extensión de actos contrarios a la ley” y un abuso de lo que llamó el privilegio de la libertad de opinión y expresión.

De otra parte, miles de peregrinos bahreiníes realizaron una manifestación en uno de los túneles de la ciudad sagrada de Meca, en demostración de que seguirán con su revolución hasta el final, coreando eslóganes contra el régimen de Bahréin.


Los activistas de la oposición se han manifestado en contra del gobierno y a favor de una reforma política.

Grupos defensores de los derechos humanos aseguran que 80 personas han muerto desde el comienzo de las protestas.