Las autoridades de Francia se preparan desde hoy para la próxima protesta del movimiento de los chalecos amarillos prevista el sábado, durante la cual reforzarán el dispositivo de seguridad.

Según anunció el primer ministro Edouard Philippe, alrededor de 80 mil policías y gendarmes serán movilizados en todo el país, de los cuales cinco mil estarán en la capital.

El objetivo es impedir que se repitan los enfrentamientos violentos ocurridos en las más recientes demostraciones entre las fuerzas de seguridad y algunos manifestantes, precisó.

En entrevista con el canal televisivo TF1, el jefe de Gobierno también anunció que próximamente se endurecerá la normativa sobre la participación en protestas.

Al respecto, comunicó que se reformará la ley con el fin de sancionar a quienes asistan a demostraciones no declaradas previamente a las autoridades.

Asimismo, incrementarán el rigor de las penas impuestas a los que incurran en hechos violentos o disturbios, lo que incluye hacerles asumir la responsabilidad civil por los daños materiales que provoquen en el espacio público.

Los anuncios llegan en medio de una polémica nacional por los incidentes violentos ocurridos durante las manifestaciones del movimiento de los chalecos amarillos, que el sábado último cumplieron la octava jornada de acciones.

Las principales figuras del movimiento de los chalecos amarillos insisten en que los agitadores son pequeños grupos de personas que no representan a la mayoría, la cual adopta una postura de reclamo pacífico ante las autoridades.

Asimismo, denuncian que el gobierno y los medios de comunicación se enfocan en estos incidentes violentos para justificar la arremetida policial y para desvirtuar la esencia de la movilización.