Después de 10 horas de intenso trabajo, la capital siria comenzó a recibir el suministro de agua potable del manantial de Ein Fijeh, ubicado en el valle del río Barada, saboteado por grupos terroristas desde el pasado diciembre.

El ministro de Recursos Hidráulicos, Nabil al Hassan, declaró a la prensa que en principio fueron reparados los sistemas eléctricos y operativo de la instalación, seriamente dañada y que abastece en más de un 60 por ciento las necesidades de casi seis millones de habitantes en Damasco.

Las labores de reparación han sido posibles tras la salida de los terroristas de la estratégica zona en las afueras de Damasco, después de que las fuerzas gubernamentales se hayan hecho con el control de la región donde se ubica el manantial que abastece de agua la capital siria.


Cientos de terroristas y sus familias, así como otros civiles que han decidido abandonar la zona, comenzaron a marcharse hacia la provincia de Idleb, en el norte de Siria, a bordo de autobuses, en cumplimiento del acuerdo pactado con las autoridades sirias.

El gobernador de la provincia de Rif Damasco, Alá Ibrahim, declaró que el acuerdo contempla la evacuación de los armados que no sean originarios del valle hacia Idleb, mientras que los que quieran quedarse tendrán que regularizar su situación legal.

Asimismo, establece la entrega por parte de los combatientes de sus armas pesadas y su retirada total de la zona.

El comando general del Ejército sirio anunció que había devuelto la estabilidad y la seguridad a las aldeas y los pueblos del valle del río Barada, tras “una serie de operaciones militares exitosas”.

“las operaciones militares del Ejército y sus aliados en el valle del Barada contribuyeron a crear las condiciones adecuadas para llevar a cabo los logros de las reconciliaciones en varios de estos pueblos y aldeas”, indicó el Ejército en un comunicado.