Las conversaciones sirias de Astaná han sentado la base para un alto el fuego duradero en Siria, paso previo para un acuerdo que termine con el conflicto para siempre, pero también ha reforzado la legitimidad del régimen de Bashar al Assad.

Ali Akbar Velayati, el consejero en asuntos internacionales del líder supremo de Irán, Ali Jamenei, dijo que “la reunión de Astaná demostró que todas las partes, incluida Turquía e incluso los países no presentes (en las conversaciones), han reconocido la legitimidad del Gobierno sirio directa o indirectamente”, según publican los medios iraníes.

Ya el pasado 20 de enero, el viceprimer ministro de Turquía, país que respalda a la oposición siria, Mehmet Simsek, admitió que una solución al conflicto en Siria no podía excluir al presidente Al Assad, debido a la clara intervención de Rusia e Irán y la ausencia de EEUU.


Entre los países ausentes de la reunión que concluyó ayer en Astaná destacan Arabia Saudí y Qatar, que han financiado a la oposición armada siria y abogado firmemente por la salida de Al Assad del poder.

El asesor y exministro de Asuntos Exteriores iraní indicó que este tipo de encuentros entre el régimen sirio y la oposición “tienen que continuar en el futuro”.

Velayati consideró positivo el resultado del diálogo de Astaná, ya que, precisó, no se podía esperar que en esta cita se resolvieran todas las cuestiones en disputa en Siria.

Las conversaciones entre el Gobierno sirio y la oposición armada concluyeron ayer con la consolidación del alto el fuego al establecer un mecanismo para su supervisión, lo que allana el camino para la reanudación de las negociaciones políticas el 8 de febrero en Ginebra.

Rusia, Irán y Turquía, los garantes de ese mecanismo trilateral, se comprometieron además a combatir conjuntamente a los grupos terroristas Daesh y Frente al Nusra.