La calma se respira hoy en las calles de la capital de Zimbabwe después de un día de violentas protestas antigubernamentales que intentan forzar la salida del poder del presidente Robert Mugabe.

Bloqueo de vías, quema de neumáticos y negocios, piedras lanzadas por manifestantes, mientras la policía antidisturbios empleaba gases lacrimógenos y cañones de agua, fueron parte de las imágenes recurrentes ayer durante la jornada.

El centro urbano de Harare se paralizó, pues la mayoría de las empresas cerraron.


Al menos 18 partidos políticos y grupos sociales de Zimbabwe llamaron a estas protestas en reclamo de reformas electorales antes de los comicios generales de 2018. Los convocantes acusan a la comisión electoral de parcialidad hacia Mugabe.

Según el opositor Movimiento para el Cambio Democrático, ellos “no son responsables de la violencia que ocurrió fuera de la ruta planificada”.

El detonante del actual contexto nacional es la crisis económica y política que vive esta nación africana, cuya independencia fue reconocida el 18 de abril de 1980.