La policía iraquí ha detenido a un niño de 11 años al que logró quitarle un cinturón de explosivos cuando se hallaba cerca de una mezquita chiita en la ciudad de Kirkuk (norte de Iraq).

Un portavoz de las fuerzas de seguridad relató al canal Kurdistán 24, el de mayor audiencia en esa región de mayoría kurda, que el arresto ocurrió el domingo cuando tres agentes consideraron sospechoso al menor en las inmediaciones del recinto musulmán.

La televisora mostró a dos policías aguantando al niño sin camisa mientras un tercero le retiraba el cinturón de explosivos que tenía adosado a su cuerpo.


El jefe de la policía de Kirkuk, Jattab Omar, precisó que el muchacho cargaba dos kilogramos de material explosivo TNT y había entrado a la ciudad cinco o seis días antes de su captura.

El canal Kurdistan 24 asoció la detención al atentado mortífero perpetrado el domingo por un niño que tenía entre 12 y 14 años en una fiesta de casamiento en la ciudad turca de Gaziantep.

Se sospecha que el muchacho detenido en Kirkuk fue enviado por Daesh desde Mosul, la segunda ciudad más importante de Iraq y bajo control de la organización terrorista.

Daesh alardea del entrenamiento de menores. Los llama “cachorros del califato” y los usa cada vez más como suicidas en atentados con explosivos.

Según datos del año pasado de la ONU, Daesh había secuestrado unos 900 niños de entre 9 y 15 años. Y otras organizaciones calculan que 89 murieron el año pasado.