La falta de fondos impide a las agencias humanitarias de Naciones Unidas, como ACNUR, responder con contundencia y celeridad a las inmensas necesidades de los civiles iraquíes que han huido de la ofensiva de las fuerzas gubernamentales para arrebatar Faluya al grupo terrorista Daesh.

Desde el mes pasado, más de 85.000 personas se han visto obligadas a dejar la localidad, pero el flujo de desplazados sigue aumentando, según advirtió hoy la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

La entidad alertó de que hay una necesidad imperante de fondos para poder establecer nuevos campos en los que alojar no sólo a los recién llegados, sino también a muchos que huyeron hace semanas y a los que no se les ha podido dar el trato adecuado.


“Dos familias y a veces tres familias tienen que compartir tiendas, mientras que muchos otros tienen que dormir al raso, sin letrinas donde defecar. Las temperaturas rondan los 46 grados, no hay sombra donde cobijarse ni agua con la que hidratarse”, explicó en rueda de prensa Ariane Rummery, portavoz del ACNUR.

El ACNUR ha obtenido hasta la fecha sólo el 21 % de los 584 millones de dólares solicitados para su operación en Iraq.

“Necesitamos fondos urgentes para levantar tiendas, para crear nuevos campos. Tenemos 6 campos en la región y queremos crear 20 más en las próximas semanas para albergar hasta 30.000 personas pero necesitamos fondos”, insistió Rummery.

Por su parte, Jens Laerke, portavoz de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) se quejó de la misma falta de fondos y recordó que de los 861 millones solicitados por esta entidad para su campaña en Iraq, solo han obtenido el 36 %.

Al dinero obtenido hasta la fecha, se le suman una ayuda de extra de 15 millones de dólares procedente del fondo de emergencia de la ONU, “que servirá pero que no es suficiente”, indicó Laerke.

“Si no obtenemos dinero no seremos capaz de hacer lo que tenemos que hacer”, agregó el portavoz.