En silencio arrestan a los bahreiníes, los torturan y hieren, muchos fallecen en silencio. En Bahréin existe una Revolución olvidada y una represión consentida.

Más de cinco años han transcurrido y las fuerzas del régimen de Al jalifa intentan “dominar” a sus ciudadanos con “hierro y fuego” emparados con el hermetismo total de los “defensores de la libertad” y los “reclamadores de la democracia”, y lo que peor, el silencio de los medios de información.

Las autoridades de Bahréin han presentado cargos este miércoles contra 18 personas con la acusación de “tener vínculos” con la Guardia Revolucionaria de Irán y Hezbolá, una alegación “a petición” para castigar a cualquiera que osa reclamar derechos en el pequeño emirato.


El fiscal general del país, Ahmed al Hammadi, ha resaltado que los acusados son sospechosos de colaborar con ambas organizaciones para “generar discordia” en el interior del país. Después de cinco años de protestas, la justicia bahreiní no reconoce que haya discrepancias entre el pueblo y el régimen.

Bahréin, aliado de Estados Unidos y las monarquías del Golfo, ha reprimido violentamente las protestas prodemocráticas registradas en su territorio desde 2011.

En dicho contexto, impuso la Ley de Seguridad Nacional en marzo de 2011, lo que conllevó la entrada de tropas saudíes y emiratíes en el país para aplastar las protestas.

La oposición ha denunciado en reiteradas ocasiones las medidas violentas utilizadas por las fuerzas de seguridad y ha afirmado que han fallecido más de 80 personas desde el inicio de las protestas, la mayoría de ellas por inhalación de gases lacrimógenos y atropellos de vehículos policiales.

Desde el inicio de las manifestaciones, cientos de personas han sido condenadas a penas de cárcel por participar en manifestaciones o disturbios.