Grecia ya ha puesto en marcha el desalojo forzoso del campo de refugiados de Idomeni. Cerca de 8.500 personas tienen que abandonar, en los próximos días, las tiendas de campaña instaladas en este simbólico lugar de la crisis migratoria.

Ahí han vivido durante tres meses los refugiados en condiciones insalubres. El realojo en otros centros de acogida se está realizando, de momento, de manera pacífica. Los refugiados suben resignados a los autobuses que ha fletado el Gobierno heleno, mientras los bulldozers “borran” Idomeni del mapa.


La policía griega evacuó este martes a más de 2.000 migrantes del campamento de Idomeni, en la frontera con Macedonia, donde desde hace meses se hacinan miles de personas que huyen de las guerras y la miseria.

La operación empezó al amanecer y proseguía por la noche. “En total, 2.031 migrantes abandonaron el lugar en 42 autobuses y la operación continuará el miércoles”, indicó un comunicado del servicio de coordinación de la crisis migratoria.

“La primera fase de la operación”, que comenzó el martes de madrugada con 700 policías y un helicóptero, “se llevó a cabo correctamente y acabó al final de la tarde”, precisó el servicio.

Entre los migrantes que han sido trasladados figuran 662 sirios, 1.273 kurdos y 96 yazidíes.

Según la policía local, los primeros migrantes fueron trasladados a un centro de acogida en una zona industrial de Salónica, unos 80 km al sur.

La operación, que intentará evacuar a las cerca de 8.400 personas que viven desde hace meses en el campamento, durará una semana, según el gobierno.