El juez de instrucción en la región Monte Líbano, Rabih Husami, ha concluido el sumario en el caso bautizado como “Emir el Captagón”, y ha acusado al príncipe saudí Abdel Muhsen Bin Walid Al Saud, y a otros diez implicados en el caso (seis saudíes, dos sirios, dos libaneses y un jordano), de tráfico de drogas y contrabando, además de formar “una banda criminal para administrar y financiar estos crímenes”, según el acta de acusación.


A finales de octubre de 2015, el príncipe saudí fue arrestado por las fuerzas de seguridad libanesas en el Aeropuerto Internacional de Beirut cuando intentaba pasar dos toneladas de pastillas de Captagón con destino a Arabia Saudí.

Se trató de una de las mayores operaciones del contrabando de pastillas alucinantes en el Aeropuerto Internacional Rafik Hariri. El príncipe trató de subir 40 grandes bolsas cargadas de pastillas de Captagón a su avión privado, donde iban a viajar cinco saudíes, con el fin de llevar estas drogas a Arabia Saudí.

Estas drogas son consumidas habitualmente por los miembros de los grupos terroristas y en fiestas privadas en el reino.