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Opinión

Disculpe Señor Presidente

Disculpe Señor Presidente

Una carta abierta al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas


Hisham Salem, un dirigente del Movimiento palestino “Sabirin” (Pacientes), dirigió una carta abierta al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas (Abu Mazen), en la que escribió:

Disculpe Señor Abu Mazen, Nos sorprende su anuncio de apoyar la operación militar liderada por Arabia Saudita contra el pueblo yemení, este pueblo que siempre ha estado al lado de la causa palestina y ayudado al pueblo palestino, y lo sigue haciendo, en tiempos que muchos aíses árabes cerraron las puertas en nuestras narices, y lo siguen haciendo.

¿Qué nos ha hecho el pueblo yemení para que seamos cómplices en el derramamiento de la sangre de sus niños y mujeres?, ¿Por qué razón destruir sus casas y desestabilizar su seguridad con estos salvajes bombardeos semejantes a los que precisamente nosotros hemos sufrido muchas veces, sobre todo en Gaza?

Disculpe Señor Presidente

Hemos buscado, Señor Presidente, una sola razón que justifica esta agresión, hemos repasado la historia del pueblo yemení, únicamente encontramos posturas que demuestran su nobleza y tendencia a la solidaridad con las causas árabes, en especial la causa palestina.

Hace pocos meses estuvimos bajo el fuego de una feroz guerra con el enemigo sionista, las bombas caían sobre nuestros niños y mujeres mientras dormían en sus casas, vimos que el pueblo yemení ha sido el primero en salir a las calles en manifestaciones de solidaridad con nosotros y condena a los criminales ataques israelíes. ¿Es así como devolvemos el gesto solidario, Señor presidente?

¿Cómo podríamos justificar nuestra participación en el asesinato de los inocentes en Yemen?
Matar a niños y mujeres, destruir la estructura de un país y dejar sin hogares a la población, sin ninguna culpa. Esto se llama agresión, injusticia y asesinato en masa, lo mismo que estamos sufriendo desde hace más de seis décadas en Palestina.

Ninguna ley justifica el empleo de fuerza contra un pueblo de un país libre y que tiene todo el derecho a decidir su destino.

Tal vez dirías, Señor Presidente, que “Ustedes están apoyando la legitimidad yemení (el presidente). ¿Dónde está la legitimidad yemení, por que huyó clandestinamente del país? Y si es cierto, ¿Por qué razón han respaldado el golpe de estado en Egipto de Al Sisi contra el presidente electo Mohamed Mursi?

La legitimidad que nosotros creemos es la de los pueblos, una nación no es una propiedad privada, sino pertenece al mismo pueblo, que la defiende y la levanta con el sudor de su frente y la sangre de sus venas. Dejen que el pueblo yemení elija su presidente y decida su futuro.

Disculpe Señor Presidente

Disculpe, Señor Presidente, me pregunto: ¿por qué tantos aviones nunca han sido “decisivos” contra Tel Aviv y contra los generales sionistas el día en que masacraban a nuestro pueblo palestino?, y ¿por qué estos aviones nunca escucharon los gritos de nuestros niños y mujeres cuando estaban bajo las bombas israelíes?

Por último, le pregunto Señor Presidente, ¿La legitimidad yemení que pretende defender es más importante que la sangre palestina y los cuerpos despedazados de nuestros hijos”, ¿Acaso la “presidencia huida” de Yemen es más importante para Usted que la causa de su patria, Palestina?

Lo cierto es que las monarquías y los gobernantes árabes, que mueven sus tropas para aplastar al pueblo yemení, cierran los ojos y tapan el oído cuando se trata de Palestina y el pueblo palestino, o de Al Quds y la Mezquita de Al Aqsa, sin mencionar los miles de prisioneros palestinos, la colonización, la judaización… y un sinfín de crímenes israelíes.

Le ruego, Señor Presidente, que revoque su decisión de apoyo a la agresión militar a Yemen y al pueblo yemení, para evitar la “ira del cielo” que caerá a causa de una convocación de una niña yemení aplastada bajo los escombros de su casa tras haber perdido a toda su familia, que grita llorando: ¡Oh Dios de los cielos y la tierra! Arroja tu ira a los que nos asesinan injustamente y derraman nuestra sangre sin culpa cometida.

| 01/04/2015