La operación militar lanzada por el Ejército Sirio para recuperar el casco viejo de la ciudad de Homs de las manos de los grupos armados no es más que la continuación de la gran ofensiva iniciada en Quseir y las zonas sur y suroeste de Homs, además de Qalamún, donde consiguió expulsar a los rebeldes de todas estas zonas logrando estratégicamente cortar las vías de suministro de “personal y armas” desde Líbano a las zonas en el centro de Siria, por consiguiente, los milicianos armados en el casco viejo de Homs se encontraban sin ningún apoyo externo.

De otra parte, la decisión militar del Comando de las Fuerzas Armadas Sirias era tajante: Limpiar los barrios del casco viejo de todos los milicianos atrincherados allí. Esta decisión sumada a la intensidad del fuego y las tácticas del Ejército puso a los grupos armados en una situación pésima.


La fuerte presión militar obligó a los armados aceptar la opción de retirada con condiciones “fáciles de cumplir”.

Las negociaciones entre el Ejército y los armados se efectuaron por mediación de un comité popular local y duraron varios días antes de concluir con el alto el fuego previo al acuerdo final.

Los últimos encuentros se efectuaron en una zona neutral en presencia de un representante de Naciones Unidas y oficiales extranjeros (posiblemente de nacionalidad francesa), estos oficiales se preocupaban por el destino de un grupo de armados (al parecer todos europeos) que se hallan en el casco viejo asediado. La presencia de estos combatientes europeos explica por qué la ONU tiene mayor interés en llevar a cabo el acuerdo en esta zona y no en otras del territorio sirio.

Durante las negociaciones, los representantes del Ejército insistieron en que se les entregara planos de los túneles excavados debajo de la ciudad y planos de la distribución de las minas y artefactos explosivos implantados, además de la salida de más de 2500 civiles retenidos por los armados y utilizados como escudos humanos. Por último, el Ejército solicitó un paso seguro para hacer llegar productos alimenticios y material sanitario a los pueblos de Nobbal y Zahraa, al norte de Alepo, asediados desde hace más de dos años por los rebeldes.


A cambio, el Ejército permite la salida de los armados con sus familiares a través de una sola vía hacia Talbise, uno de los bastiones principales de los rebeldes en el norte de Homs. Los milicianos podrán llevar consigo sus armas ligeras, con el fin de que puedan defenderse si son atacados “en el camino” por grupos rivales, y disponen de 24 horas para cumplir el acuerdo.

Se estima que casi 900 armados saldrán de la ciudad en autobuses, en los que viajarán también un representante de la ONU, y estarán acompañados por una patrulla de la policía siria, mientras que los heridos serán evacuados en vehículos de la Media Luna Roja siria.