El régimen de Al Saud reemplazó a su veterano jefe de espías, el príncipe Bandar bin Sultán, como encargado de la misión del reino en el manejo de la crisis siria, y designó al ministro del Interior, Mohamed bin Nayef, para que encabece las políticas antisirias de Riad. La noticia ha sido divulgada en más de un medio occidental y árabe, citando fuentes diplomáticas. La retirada de Bandar se realizó a petición de Estados Unidos, por su mala gestión en torno al tema sirio.


Nayef reemplaza a Bandar en las reuniones

El pasado 19 de febrero, el diario estadounidense “The Washington Post” informó que el ministro saudí del Interior (Mohamed Bin Nayef) había representado a su país en una reunión de los servicios de Inteligencia de algunos países árabes y otros occidentales que secundan a los terroristas en Siria.

La reunión se llevó a cabo la semana pasada en EEUU, donde el diplomático árabe se entrevistó también con la asesora de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Susan Rice, para abordar las políticas sobre Siria y las maneras de apoyar a los grupos armados.

Citando a un analista saudí que se desempeña como asesor de los principales miembros de la realeza, el diario norteamericano “The Wall Street Journal” escribió que el mundo va a observar una nueva estrategia sobre Siria, que será más tranquila, más abierta y no demasiado extrema, e incluirá más enfoques políticos y menos militares.

Patrocinador de los grupos takfiríes

El príncipe Bandar bin Sultán, uno de los personajes más oscuros de la historia reciente de Oriente Medio, jefe del servicio de Inteligencia saudí y consejero de Seguridad Nacional del reino, ha presidido las operaciones de Arabia Saudí contra Damasco, mediante su cooperación con servicios de Inteligencia contrarios al Gobierno de Al-Assad y la financiación de los grupos armados que combaten contra el régimen sirio.


Sin embargo, desde el mes de enero, no ha habido ninguna mención sobre él en los medios de comunicación saudíes. Algunos indicaron que había sido destituido del cargo de jefe de Inteligencia, y que estaba previsto que el ministro del Interior asumiera su cargo.

Algunas fuentes del Golfo afirman que él va a pagar el precio por el fracaso de la política saudí en Siria. Bandar prometió al rey Abdulá que él se encargaría de expulsar a Bashar al Assad del poder. Sin embargo, no sólo fracasó en esta misión, sino que generó un choque entre el reino saudí y la Administración Obama en el tema de Siria y el de Irán.

El jefe de la Inteligencia saudí irritó a los norteamericanos al suministrar armas y dinero a los militantes del Frente Islámico, que él mismo ayudó a crear el pasado año. Estos militantes atacaron luego al Ejército Sirio Libre, respaldado por Washington.

Una derrota para Netanyahu

Según debka.com, la caída de Bandar supone una derrota para el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, puesto que Bandar era el único líder de la región abiertamente opuesto a las políticas de Obama en relación a Irán y Siria.


Bandar mantenía vínculos secretos con el Mossad y buscó incrementar esta cooperación en contra de Irán. Teherán afirmó que Bandar visitó clandestinamente Tel Aviv en más de una ocasión.