Un día tras otro, aumenta el miedo en los países occidentales, especialmente en Estados Unidos, de los milicianos extranjeros que “invadieron” Siria para combatir contra el Gobierno. Los signos de preocupación que hasta hace poco eran bien disimulados, hoy en día están más claros y se repiten con voz alta por funcionarios occidentales.

El director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, James Clapper, ha cifrado este miércoles en 7.000 el número de combatientes extranjeros que participan en el conflicto sirio, al tiempo que ha sostenido que el país árabe "se ha convertido en un gran imán para los extremistas".

"Debemos estar muy preocupados por esto", ha dicho, antes de detallar que en los combates participan alrededor de 1.600 grupos diferentes, con un total de entre 75.000 y 110.000 combatientes, de los que alrededor de 26.000 "son considerados extremistas".


Asimismo, Clapper ha explicado que entre los extranjeros hay ciudadanos de alrededor de 50 países, muchos de ellos de Europa y Oriente Próximo. "Esto no es sólo una preocupación para nosotros, sino también para esos países", ha valorado.

"En nuestras últimas conversaciones con nuestros interlocutores extranjeros, y particularmente en Europa, hemos apreciado una gran preocupación por los extremistas atraídos por Siria que participan en combates, reciben entrenamiento y vuelven a sus países para llevar a cabo más actos terroristas", ha remachado.

En el mismo sentido hablan los servicios de inteligencia de la unidad sionista, que cifran de 30.000 los extranjeros armados que combaten en territorio sirio. Otros informes de centros de estudios mencionan cifras parecidas y detallan que vienen de más de 70 países.

También el enviado especial de Naciones Unidas, Lajdar Ibrahimi, manifestó que en Siria hay más de 40.000 miliciano extranjero.


Estas cifras está preocupando seriamente a los países occidentales, ya que el retorno de estos milicianos a sus respectivos países afectaría negativamente a la estabilidad en dichos países, tal como anunció hace poco el presidente francés, François Hollande, cuando dijo que casi 700 jóvenes franceses y extranjeros salieron de Francia para participar en el conflicto en Siria, calificando el fenómeno de “preocupante”.

En Reino Unido, el Ministerio de Interior retiró la nacionalidad británica a 20 ciudadanos británicos que habían viajado a Siria para participar en los combates, en el marco de las medidas tomados para “impedir” el retorno de los “yihadistas británicos” al país.