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Opinión

Observando el Medio Oriente desde el Caribe II

Observando el Medio Oriente desde el Caribe II

Hace 9 años que murió Yasser Arafat. Sin dudas fue asesinado


Por Ernesto Gómez Abascal – especial Alahednews

Hace tiempo que lo escribí, Yasser Arafat había sido asesinado. Ahora se ha confirmado que utilizaron Polonio 210, una sustancia altamente tóxica, que sólo poseen aquellos países que tienen una  industria nuclear avanzada. En el pequeño club que integran estos países, ¿Quiénes estarían interesados en eliminarlo? No es tan difícil adivinarlo: Estados Unidos e “Israel”.

¿Por qué lo harían?

Tuve la oportunidad de ser el último cubano en visitar al líder palestino en sus oficinas de Ramallah. Como ciudadano cubano, perteneciente a un país revolucionario que no mantiene relaciones diplomáticas con “Israel”, no me fue fácil y debí salvar numerosos obstáculos para entregarle el mensaje de que era portador. No fueron pocas las visitas a la embajada de los sionistas en Ammán para llenar formularios y responder a interrogatorios. Para entrar allí, había casi que despojarse de la ropa. Cuando al fin me otorgaron la visa, debí atravesar el puente Allemby, sobre las pocas aguas del río Jordán, caminando y arrastrando mi maleta para llegar a Jericó y ser sometido de nuevo a interrogatorio. ¿Porta usted armas? Me preguntó en perfecto español y con aparente ingenuidad una oficial judía de inmigración, a la cual respondí sólo con una risueña mirada.

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Dos días después pude llegar hasta el histórico líder palestino, quien confinado ya en la Mukatta, me atendió con todo tipo de gentilezas y me invitó a almorzar. Como muestra de sus amistosos sentimientos hacia mi país, recuerdo que escogía los mejores pedazos de carne del carnero sacrificado al efecto y me los ofrecía con especial cortesía. No pocas veces me ha venido a la mente la posibilidad de que alguna mínima parte de la sustancia venenosa con la cual lo asesinaron, haya entrado por esa vía en mi cuerpo.

Y no es que padezca de paranoia, sino que conozco que la CIA y el Mossad disponen de recursos inimaginables para cometer sus criminales acciones. Para tratar de eliminar a Fidel Castro han utilizado decenas de fórmulas, aunque han fracasado. Sin embargo, a Arafat, viviendo en territorio ocupado por el inescrupuloso enemigo, no le era fácil mantener todas las medidas de seguridad necesarias. Yo era embajador en Jordania cuando intentaron asesinar allí al líder de Hamas, Khaled Meshal, inoculándole una especie de spray en un oído, lo que le provocaría la muerte como si fuera producto de un infarto normal. ¿Cuántas personalidades y dirigentes árabes y de otros países habrán sido asesinados con estos métodos?

El gobierno de William Clinton, aunque se esforzó como pocos para alcanzar un acuerdo entre israelíes y palestinos, llegó al final de su mandato en el año 2000, sin lograr que Arafat hiciera las concesiones exigidas por el premier israelita Ehud Barak.

En enero del 2001 tomó posesión en Washington George W. Bush, quien venía acompañado de una verdadera pandilla de ideólogos de ultraderecha, que se podían catalogar como puros delincuentes políticos. Para completar el negativo panorama, ganó las elecciones en “Israel” el consumado  terrorista Ariel Sharon. Con este dúo cualquier cosa podía esperarse.

Para los nuevos gobernantes de Washington y Tel Aviv, estaba entonces muy claro que debían hacer algo para eliminar a Arafat y buscar otro dirigente palestino que mostrara más “flexibilidad” y estuviera dispuesto a traicionar los derechos de su pueblo.  En marzo del 2002, el gabinete sionista lo declaró oficialmente como enemigo y comenzó el hostigamiento militar de sus oficinas en Ramallah. Poco después, fue el presidente Bush quien lo descalificó como interlocutor válido y le exigió que abandonara la Dirección palestina.

En septiembre del 2002, blindados israelitas atacaron sus oficinas en abierto intento de asesinarlo. Se llevaron a cabo intensas presiones  para que la Administración palestina designara una nueva personalidad aceptable para Estados Unidos e “Israel” y el 29 de abril del 2003, con el ambiente de desastre creado por la agresión y ocupación de Iraq, el Consejo Legislativo Palestino designó como Primer Ministro a Mahmoud Abbas (Abu Mazen). El cargo no existía, pero fue creado para la ocasión, despojando a Arafat, quien permanecía confinado en la Mukattta, del poder ejecutivo.

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Pero su figura como líder histórico aún proyectaba su sombra, mantenía su influencia y continuaba siendo un obstáculo, según entendían en Tel Aviv y Washington, para alcanzar sus objetivos: que el pueblo palestino renunciara a sus justos derechos de recuperar su territorio al menos hasta las fronteras de 1967; hacer prevalecer el derecho al retorno de los refugiados y crear su propio estado independiente con Jerusalén árabe como capital. De ahí surgió posiblemente la decisión de eliminarlo y que su muerte apareciera como producto de una enfermedad desconocida.

El demagogo presidente George W. Bush, influido quizás por vapores etílicos, tratando de mostrarle una mejor cara a los palestinos, declaró que había tenido la visión de un “estado palestino”, aunque no aclaró si en la Luna o en Marte. Para cubrir las formas, propuso la conocida “hoja de ruta” e invitó a Abu Mazen a negociaciones en Akaba, donde también participaron los monarcas saudita y jordano.

Después del asesinato de Arafat, la causa del pueblo palestino sólo ha conocido nuevos retrocesos. Se han recrudecido las divisiones dentro de la Resistencia y se han estimulado guerras internas. Los sionistas ocupan cada vez más tierras y construyen nuevos asentamientos, violándose todo tipo de normas y acuerdos internacionales y utilizando la protección del gobierno de Washington, único que realmente tiene el poder para influir en las decisiones de Tel Aviv. Continúan masacrando a su pueblo en criminal intento de limpieza étnica. El mundo contempla impávido estos hechos.

Sin embargo, mantenemos la fe en que el pueblo palestino no se dejará derrotar, ya es imposible eliminarlo o expulsarlo masivamente de sus tierras, y aunque todavía no esté la solución a la vista, más temprano que tarde se impondrá la justicia y recuperará sus justos derechos.

La Habana, November del 2003

| 11/11/2013