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Opinión

Fuad Saniora, entre el suicidio y la traición

Fuad Saniora, entre el suicidio y la traición

Político libanés pide en una carta abierta la invasión de Siria


Alahednews

Mientras los pueblos árabes, junto a la comunidad mundial, respiraban con alivio por el alejamiento de la pesadilla de una “guerra destructora” en la región, una parte de los políticos en Líbano maldecían su mala suerte y lloriqueaban como una madre afligida que acaba de perder a su hijo.

Una “muestra” de estos decepcionados por la “paz que se avecina” es el ex primer ministro libanés, Fuad Siniora. Este “pobre hombre” esperaba con paciencia el triunfo de la “revolución” en el país vecino, Siria, sin importarle los medios empleados y las herramientas utilizadas en la “lucha por la democracia”, lo importante era que triunfe la revolución.

Fuad Saniora, entre el suicidio y la traición

Este “veterano político”, al ver que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, retrocedía en sus amenazas contra Siria, y la solución pacifica estaba ganando terreno; no vaciló en enviar un mensaje de súplica para que “sigan con el ataque prometido” y destruir la “máquina de odio” en siria.

La carta en cuestión, que ha sido enviada hace tres días a través de las páginas de la revista “Foreign Policy”, refleja explícitamente el estado de “moral patriótica” de una parte de los políticos libaneses que alegan defender la soberanía y la independencia.

“Adelante en Siria, Sr, Presidente”, ha suplicado Siniora dirigiéndose a Obama, como si fuera un esclavo hablando con su amo, rogándole por el “deber moral” de Estados Unidos de defender la felicidad de la humanidad.

A pesar de todo, el ex primer ministro, Fuad Siniora, tiene simpatizantes en Líbano, este contable que trabajó para el clan Hariri y se convirtió en ministro de finanzas construyó su filosofía económica a la base de “empobrecer más a los pobres para que los ricos aumenten sus riquezas”. Es el mismo que “hizo llorar al mundo” en Naciones Unidas aquel verano del 2006 reclamando “salvar su patria”, mientras en secreto pedía prolongar la agresión israelí contra Líbano, según revelaron los documentos de wikileaks… Al conocer la trayectoria de este hombre, no queda más remedio que pensar: ¿Cómo puede un político “aparentemente nacionalista” invocar a una fuerza extranjera -conocida por su historia imperialista- a atacar a un país árabe?.

Fuad Saniora, entre el suicidio y la traición

Él pide del “Tío Obama” cargar sus aviones militares y bombardear Siria, como hizo su antecesor con el pueblo iraquí, para liberar al pueblo sirio de la “dictadura”… “Occidente tiene que dirigir un nuevo proceso para proteger Siria y el mundo árabe de la fragmentación, puede hacerlo mediante el apoyo a las fuerzas de la moderación, aprovechando el espíritu de los manifestantes que salieron a la calle a principios de la revolución pidiendo un cambio pacífico”, reza un fragmento del texto de la carta.

Seniora menciona los “manifestantes pacíficos” y afirma que Rusia e Irán facilitan armas mientras Occidente no hace más que contemplar… En otro fragmento de la carta hace recordar a Obama que es el Sheriff que puede pedir cuentas al (presidente sirio) Al Assad y que Estados Unidos tiene un interés estratégico para poner fin al conflicto en Siria y detener la influencia iraní en la región”.

Fuad Saniora, entre el suicidio y la traición

¿Cómo podemos definir esta humillante carta si queremos evitar expresiones como “estupidez política” o “traición”?. ¿Qué excusas podemos encontrar a Siniora y sus “soberanos” colegas en Líbano?.

Lo que está claro es que sus apuestas por una intervención militar de la potente máquina americana que les traería triunfos políticos dentro del estrecho marco de sus intereses han desvanecido. Ellos querían la guerra por la “paz”, por la libertad que lleva el invasor. Solicitan una intervención militar para mantener la seguridad ciudadana en Líbano y toda la región. Piden ayuda del ejército estadounidense que amenaza estados, sociedades y pueblos con el exterminio en nombre de una falsa democracia. ¡Qué vergüenza!

| 13/09/2013