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Líbano

Los artefactos de muerte israelíes siguen causando víctimas en Líbano

Los artefactos de muerte israelíes siguen causando víctimas en Líbano

La aviación sionista lanzó en 2006 cuatro millones de objetos explosivos contra civiles


A 12 años de la agresión bélica israelí contra Líbano, las minas lanzadas por la aviación de la entidad sionista siguen hoy causando víctimas en el país.

Un informe de la Ong MAG da cuenta que de 2006 a la fecha, más de 500 personas resultaron heridas o muertas como resultado de la detonación de esos artefactos.

En las últimas 72 horas de los 34 días de guerra de julio a agosto de 2006, la aviación israelí bombardeó la parte sur libanesa con cuatro millones de esos objetos explosivos contra objetivos civiles.

“Bombardearon en unos contenedores con forma de tubo que pueden descargar hasta 200 submuniciones cada uno. Por regla general, 30 por ciento de esos ingenios queda sembrado sin explotar hasta que alguien lo activa”, dice el comunicado de MAG.

Los artefactos de muerte, al detonar, liberan metralla mortal en un radio de 25 metros y causan mutilaciones a todo el que se encuentre a 100 metros a la redonda, explica la nota de la Ong.

Los artefactos de muerte israelíes siguen causando víctimas en Líbano

Según el texto de la organización no gubernamental, los bombardeos con ese tipo de armamento son imprecisos y caen con un margen de error de 100 a mil metros.

El régimen sionista rechaza la entrega de las coordenadas para aquellos bombardeos y el descubrimiento de esas minas ocurre cuando hay una víctima mortal o mediante tecnología.

Con motivo de esa negativa, se requiere de una mayor inversión de recursos por la complejidad de los aparatos con posibilidades de detectar las cargas, explica la nota de MAG.

Los zapadores del Ejército libanés en los alrededores de la sureña ciudad de Nabatiye, señalan con distintivos verdes las zonas seguras, mientras que las rojas indican la presencia de bombas de racimo o minas sin explotar.

De acuerdo con el informe de la Ong, fabricar uno de esos artefactos cuesta el equivalente de uno a cuatro euros y se mantienen operativos por más de 50 años, al tiempo que para desactivarlos se necesitan miles.

Hasta hoy, 119 países firmaron la Convención de Dublín de 2008 que prohíbe el uso, producción, transferencia y almacenamiento de bombas de racimo.

La entidad sionista se niega a comprometerse con esa disposición internacional, pese a que está probada su intención criminal en la guerra contra Líbano ante la imposibilidad de doblegar a los combatientes de la Resistencia Islámica o Hezbolá.

| 22/03/2018