Después de 30 meses de vacío en la presidencia del Estado, un nuevo acuerdo político despeja la vía para que Líbano vuelva a tener presidente.

Michel Aoun, líder del grupo parlamentario Cambio y Reforma, tiene todas las papeletas para ser escogido como nuevo jefe de Estado de Líbano en la sesión parlamentaria del próximo 31 de octubre, gracias al apoyo que le aportó el jueves en Beirut su adversario político, el ex primer ministro Saad Hariri.


“Hoy anuncio la decisión de apoyar la candidatura del general Michel Aoun a la presidencia de la República. Es una decisión fruto de la necesidad de proteger Líbano, su sistema (político) y el Estado”, anunció Hariri en rueda de prensa.

El apoyo a Aoun tendrá como contrapartida garantizar a Hariri una cierta cuota de poder en el futuro gabinete.

A sus 81 años, Michel Aoun está a punto de cumplir su mayor deseo, que anhela desde que retornó del exilio en 2005.

Después de 15 años de exilio en Francia, donde fundó el partido, volvió al país tras el asesinato de Hariri y posterior retirada de las tropas sirias de Líbano.


Al año de llegar, firmó un memorando de entendimiento con Hezbolá que todavía hoy dura. Desde el final del mandato del ex presidente en mayo de 2014 Michel Suleiman, Aoun siempre ha sido apoyado por Hezbolá para el puesto presidencial, que debe recaer en un político cristiano según los acuerdos confesionales que rigen el país.

En Líbano, el presidente es elegido por el Parlamento, de 128 diputados, repartidos a partes iguales entre cristianos y musulmanes. Según el pacto nacional de 1943, el presidente debe ser un cristiano maronita, el primer ministro, un musulmán sunita, y el presidente del Parlamento, chiita.

Para ser elegido, Michel Aoun necesita una mayoría absoluta de los diputados, lo que se ha asegurado con los votos de Saad Hariri, Hezbolá y las Fuerzas Libanesas.