El comandante del Ejército libanés Jean Qahwayi inspeccionó ayer tropas desplegadas en Trípoli, Akkar y otras instalaciones militares del norte del país, mientras prosiguen las redadas y detenciones por los combates del fin de semana.

Qahwayi elogió la respuesta de las Fuerzas Armadas y reiteró que no habrá tregua con los terroristas que atacaron a soldados y negó categóricamente rumores sobre un supuesto compromiso secreto con los terroristas para poner fin a la crisis en Trípoli, donde hasta hoy fueron arrestados más de 170 personas sospechosas de haber participado en los combates.

El Ejército libanés completó las operaciones preventivas en la ciudad de Trípoli, y la región de Akkar, sin embargo continuó las redadas y detenciones de sospechosos de haber instigado los ataques que el viernes pasado provocaron los combates en la segunda ciudad de Líbano con saldo de 42 muertos, incluidos 11 militares, además de civiles y terroristas.


Redadas en Trípoli y Sidón

Efectivos de la seguridad del Estado hallaron material militar en una parcela de la localidad de Bhanin (Akkar), en el lugar donde se escondía el terrorista prófugo Jaled Hablas junto con miembros de su banda. En un registro encontraron un traje militar camuflado y distintivos de la organización terrorista Daesh, además de una capucha y dos granadas de mano.

Este viernes, en Trípoli, también fueron incautados grandes cantidades de armas y municiones, además de otros pertrechos militares durante una redada efectuada por efectivos del Ejército en la vivienda del jeque salafista Bilal Dakmak. También han sido arrestados dos sirios que se encontraban en el piso.

Una fuente de seguridad señaló que la casa estaba bajo vigilancia desde hace tiempo, y que de vez en cuando unas camionetas descargaban cajas y decían que eran ayuda humanitaria a los refugiados sirios que viven en el mismo edificio.

Las tropas nacionales multiplicaron también el patrullaje en áreas residenciales y campamentos de refugiados palestinos en la sureña ciudad de Sidón, donde confiscaron una computadora en la vivienda del jeque salafista prófugo Ahmed al-Assir, considerado cabecilla de uno de los de grupos radicales.

También en Sidón, el Ejército incautó rifles y equipamiento militar, así como seis operadores de minas en una casa abandonada en Seroub.