Otra vez intentan los terroristas takfiríes sembrar la muerte en la periferia sur de Beirut (Dahie), pero, al igual que en otras veces, la providencia divina y el coraje de un oficial de las fuerzas de seguridad evitaron que el Dahie se hundiera en un charco de sangre.

A última hora del lunes, un terrorista suicida al volante de un coche bomba pretendía entrar al Dahie por la entrada norte, y en el barrio de Tayuneh cerca de un control militar fue interceptado por dos agentes de seguridad, que al acercarse para pedirle la documentación, el terrorista hizo estallar la carga explosiva.


El oficial de seguridad General, Abdul-Karim Hodroj, murió y otras 20 personas resultaron heridas en el atentado. También el terrorista falleció.

Los heridos, muchos de ellos estaban en una cafetería viendo un partido de la Copa Mundial Brasil 2014, sufrieron heridas leves, la mayoría de ellos han salido del hospital.

El suicida se inmoló cuando Hodroj le puso una pistola en la cabeza, según fuentes de seguridad. El otro miembro de la Seguridad General, identificado como Ali Yaber, fue herido.


Las fuentes comentaron que el atacante suicida conducía un viejo vehículo marca Mercedes de color rojo en sentido contrario por la calle. La fuerza de la explosión había lanzado el cuerpo sin vida del terrorista contra la pared de un cuarto piso en un edificio cercano. Los restos humanos cubrían el suelo del balcón.

Inmediatamente después de la explosión, decenas de personas acudieron al lugar del atentado, lo que llevó al ejército libanés a disparar tiros de advertencia al aire para dispersar a la multitud y facilitar las operaciones de rescate y evacuación.


Los testigos señalaron que la explosión causó importantes daños materiales y destruyó varios coches.

Se trata del segundo atentado suicida registrado en los últimos días, después del registrado el viernes en el valle de la Beqaa, que se saldó con la muerte de una persona y con otros 37 heridos.