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Internacional

Al-Sisi, el general del poder egipcio

Al-Sisi, el general del poder egipcio

la supremacía entre los militares y la Hermandad Musulmana

Por Guillermo Costa


Cuando el primer presidente electo egipcio, Mohamed Mursi ha promovido al general Abdul Fatah al-Sisi a ministro de defensa, hace casi un año atrás, mucho lo vieron como una victoria del presidente islámico y también como una democracia incipiente.

Mursi había recuperado los amplios poderes de la vieja guardia, y el general Sisi parecía tener una relación estrecha con el nuevo presidente, al que le envió un telegrama cargado de elogios: “Los hombres de las Fuerzas Armadas confirman a Su excelencia, absoluta lealtad para Egipto y su pueblo, apoyando su liderazgo como guardianes de la responsabilidad patriótica”.

Al-Sisi, el general del poder egipcio

Hoy Mursi es un prisionero de los militares, depuesto por el general Sisi el 3 de Julio pasado, y el general que se mostró como protector de la seguridad de Egipto y de su propia identidad, cabalga una ola de vigoroso nacionalismo y sentimiento pro-militar.

Las percepciones en conflicto del General Sisi – un  oficial orgulloso que responde con reluctancia a un llamado al servicio o un hombre ambicioso con un “sentido del destino”, como dicen algunos que lo conocen – deja a gran parte de Egipto preguntándose si él pretende devolver al país a un régimen civil, como prometió o capitalizara el apoyo público buscando el poder para sí mismo.

Semanas de manifestaciones y protestas por la hoy depuesta Hermandad Musulmana, enfrentan a el general, que supervisó los dos peores casos de muertes de manifestantes en manos de las fuerzas de seguridad desde el comienzo del conflicto en 2011.

La Hermandad pensó que tendría apoyo contra el general Sisi luego de la destitución de Mursi, y después de la muerte de decenas de personas que participaban en las manifestaciones. Pero el General Sisi, consiguió instigar la aprobación suficiente entre los adversarios de la Hermandad para generar la fuerza suficiente para llevar a cabo una represión aún más dura.
"El Ejército se mantiene neutro frente a todas las fracciones partidarias”, dijo recientemente el General Sisi.

Pero en el mismo discurso, él le solicitó a millones de personas que salieran a las calles en su nombre para combatir “la violencia y el terrorismo”, haciendo referencia a sus adversarios islámicos. “Dividan la responsabilidad con el Ejército y la Policía”.

En el 2005, estudió en el Colégio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos en Pensylvania, donde al parecer se interesó especialmente por un curso que trataba de relaciones entre civiles y militares, según su orientador en aquella institución, el coronel Stephen J. Gerras.

Durante el tiempo que pasó en Estados Unidos, el General Sisi, habría afirmado que el mundo árabe precisaba crear su propia versión de la democracia, habiendo mencionado para ello, una base religiosa moderada, educación y bajar los límites de pobreza, como elementos esenciales, así como también, que los grupos islámicos debían ser incluidos, “hasta los más radicales”, afirmó.

Después que el presidente Hosni Mubarak fuera destituido, el General Sisi sirvió en el consejo del Ejercito que dirigió al país, donde habría también conducido negociados con la Hermandad Musulmana, la fuerza política más fuerte de Egipto.

Pero en noviembre, Mursi declaró su autoridad por sobre el tribunal, provocando temores de que se estuviera volviendo autocrático. Por ellos el General Sisi entró en escena invitando a los líderes políticos a dialogar, llevando colegas de Mursi a acusar al General de intentar minar el camino del presidente. Por tal motivo, un asesor afirmó que el general se habría reunido con activistas que intentaban derrocar al presidente.

Al-Sisi, el general del poder egipcio

Cuando Sisi anunció la intervención militar que derrumbó el gobierno de Mursi, los líderes que él había cortejado, estaban todos sentados a su lado.

El General, negó todas las alegaciones en su contra. Él y otros líderes de las fuerzas armadas, la institución más poderosa de Egipto y un estado virtual dentro del estado, estaban cada vez más alarmados por el comportamiento de Mursi, según testimonios publicados en varios medios alrededor del mundo, realizados por diplomáticos y analistas expertos en la región.

El descontento de los militares aumentaba mientras la economía caía en picada, y con Etiopía disputando el acceso a las aguas del río Nilo se agravaba. Pero Analistas y personas pertenecientes al círculo más íntimo de Sisi, afirman que él decía la verdad al decir que haría volver a los cuarteles a las fuerzas militares. El liderazgo que este hombre representaba cuando fue electo Ministro de Defensa “no apreciaba la interferencia constante de la derecha política”, dice el estudioso de Política egipcia y militares de la Fundación Century, Michael Wahid Hanna. El discurso del general sobre el terrorismo levantó muchas dudas, pero a pesar de ello “estoy muy sorprendido que haya elegido estar al frente y en el centro”, dijo Hanna.

La caída de Mursi fue la última etapa en la constante batalla por la supremacía entre los militares y la Hermandad Musulmana. Al final, Mursi cayó en las maniobras de un general que apeló a las nociones de identidad egipcia que el mismo acusara a los islámicos de traicionar.

Sisi, afirmó que la Hermandad había comenzado su camino de vuelta a un país conservador y contra la religión. Pero él y el Ejército que comandaba, iban a garantizar que Egipto, continuase siendo Egipto.

| 27/08/2013