El terrorista árabe-afgano conocido como, Naymedin Azad, que lucha contra el Gobierno de Damasco en la provincia siria de Latakia (oeste), siente como un honor la violencia aplicada contra los civiles en Siria.

Según una información proporcionada por el diario palestino “Al-Menar”, en su edición del pasado viernes, Azad ha divulgado orgulloso, en su cuenta de Twitter, unas fotos suyas sacadas junto a sus víctimas cuya decapitación había supervisado en persona.

Según datos, su verdadero nombre es Adel al-Outaybi, y entró en territorio sirio hace dos meses, para colaborar con un grupo terrorista desplegado en este país árabe que pretende exterminar a los civiles de esta nación.


No se trata de la primera muestra de violencia que han perpetrado las bandas terroristas, y que son grabadas y difundidas a través de las redes sociales con gran orgullo.

A mediados de mayo, unos terroristas colgaron un vídeo en internet, en el que se ve a Jaled al-Hamad, uno de los fundadores de la Brigada Faruk y conocido como Abu Sakkar, su nombre de guerra, cuando abre con un cuchillo el torso de un soldado muerto.

Más tarde, Abu Sakkar se da la vuelta hacia la cámara para mostrar el corazón arrancado del pecho del soldado caído, y jura por Dios que se comerán los corazones e hígados de las fuerzas del Gobierno del presidente Bashar al-Asad.


La veracidad del salvaje incidente fue ratificada posteriormente por el mismo terrorista.

A pesar de que los insurgentes, con una treintena de nacionalidades, siguen asesinando a civiles y militares, algunos países occidentales y regionales continúan suministrando armas y fondos, que contribuyen en los intentos, en vano hasta el momento, de derrocar al Gobierno de Damasco.