Internacional
La “casa de los horrores” de Cleveland, reducida a escombros
Una de las víctimas estuvo presente durante la demolición
La “casa de los horrores” donde Ariel Castro secuestró durante una década a tres chicas en Cleveland (Ohio, EEUU) fue demolida el miércoles por las autoridades como parte del acuerdo judicial por el que fue condenado a cadena perpetua.
El primer golpe de demolición fue dado por Peggy Arida, la tía de Gina De Jesús, una de las jóvenes secuestradas.
"Tenía tanta rabia dentro de mí que quería hacerlo. Me sentí muy bien. Fue como ver caer una casa de los horrores", explicó Arida a los medios. También participó Michelle Knight, la única de las tres muchachas que estuvo presente.
"Quiero que la gente ahí fuera, incluidas las madres de los secuestrados, supiera que pueden tener fuerza, pueden tener esperanza en que sus hijos volverán", afirmó Knight, de 32 años, en una breve declaración antes de que comenzase el acto.
Joseph Frolik, funcionario de la Oficina del Fiscal del condado de Cuyahoga, indicó que se había decidido la demolición de la residencia de Castro porque se quería evitar que se convirtiese en "una especie de macabro y truculento santuario".
Asimismo, serán derruidas dos casas colindantes a la de Castro y el destino futuro del espacio resultante será decidido por los vecinos del barrio.
La casa, de dos plantas, había sido vallada después de que las jóvenes consiguieran huir en mayo pasado y mantenida bajo vigilancia constante al haberse recibido amenazas de que sería destruida.
Violadas y maltratadas
Las tres mujeres, Knight, Amanda Berry y Gina De Jesús, fueron secuestradas por Castro en los años 2002, 2003 y 2004, y durante su cautiverio fueron violadas y maltratadas.
Castro, de 53 años y origen puertorriqueño, fue condenado a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional el pasado 1 de agosto por el cargo más grave al que se enfrentaba, el de homicidio agravado, por golpear a una de las mujeres durante el cautiverio hasta causarle un aborto.
La demolición de la casa forma parte del acuerdo judicial que le evitó la pena de muerte.
Los funcionarios de la fiscalía explicaron que Castro rompió a llorar cuando firmó la autorización para destruir la casa al afirmar que tenía "muchos recuerdos felices" dentro de ella.