Internacional
El barrio de Jaldiyé, en el corazón de Homs, devastado por la guerra
La segunda victoria militar importante tras la toma de Quseir
Damasco (AFP)
El barrio Jaldiyé de Homs, recuperado por el ejército, parece haber sido triturado por las mandíbulas de acero del furioso gigante de la guerra que aplastó sus edificios, cortó sus árboles y desfiguró la famosa mezquita Jaled Ben Walid.
Tras un mes de enfrentamientos incesantes, la televisión estatal anunció el lunes que las fuerzas gubernamentales expulsaron a los rebeldes que desde hace casi dos años controlaban este sector del centro de Homs, a la que apodaron “capital de la revolución” al principio de la sublevación contra Asad.
Algunas calles del barrio están cortadas por montículos de arena y escombros coronados por una gran tela blanca que los militares ataron a dos balcones para evitar a los francotiradores.
“Así es como pudimos avanzar”, explicó a la AFP el teniente coronel encargado del sector y que pidió permanecer en el anonimato.
“Tuvimos que colgar estas telas para protegernos de las balas disparadas desde los edificios. Sin los francotiradores y los explosivos ocultos podríamos haber avanzado más rápido”, añadió este militar. “Jaldiyé está totalmente bajo control y la limpiamos completamente”, aseguró.
Pero los rebeldes todavía controlan los alrededores. Francotiradores apostados al sur, en el barrio de Hamidiyé, impiden la entrada a la mezquita Jaled Ben Walid. Antiguo bastión de la rebelión, esta joya de la arquitectura mameluca de piedras negras y blancas, fue perforada por obuses.
Los militares utilizaron la artillería y la aviación para conquistar el barrio, mientras que los rebeldes agujerearon los muros de los edificios para moverse y excavaron túneles para pillar desprevenidos a los soldados.
Nada escapó a la batalla. De la farmacia sólo quedan las estanterías, del ultramarinos una máquina distribuidora de bebidas tirada por el suelo, de la carpintería los bancos, de la sastrería los rollos de tela, de los apartamentos las puertas desvencijadas, ropa pisoteada y armarios destrozados.
Batalla bloque por bloque
“Nos batimos, bloque por bloque, edificio por edificio, planta por planta, hubo incluso casos en los que los combates terminaron con arma blanca”, explicó un oficial. “Estábamos tan cerca de nuestros enemigos que les escuchábamos hablar. Les pedíamos que se rindieran y se negaban”, Según él, había una media de “40% de combatientes extranjeros” a los que identificaban por “su acento”.
Jaldiyé es la segunda victoria militar importante del ejército en menos de dos meses tras la toma de la ciudad rebelde de Quseir el pasado 5 de junio, también en la provincia de Homs.
“La batalla de Jaldiyé fue la más dura, más que Quseir, ya que las calles eran estrechas y sobre todo los edificios mucho más altos”, identificó el teniente coronel.
En su primera visita al barrio desde su caída, el nuevo gobernador de Homs, Talal al-Barazi, también quedó impresionado por los destrozos. “No imaginaba una destrucción así”, indicó.
“Vamos a reconstruirlo todo, una vez que hayamos terminado con los terroristas (rebeldes) que disparan en los alrededores”, declaró a la AFP.
Junto al gobernador, el ministro de Reconciliación Nacional, Ali Haidar, medita sobre el futuro del país.
“A pesar de toda esta destrucción, Siria saldrá de este conflicto por la vía política. No hay más solución que la reconciliación nacional”.
El militante antirégimen Yazan, que permaneció hasta el final en Jaldiyé antes de marcharse a otro barrio rebelde, no comparte esta opinión. “Claro que la gente está cansada ya que después de todo este tiempo perdieron su barrio”, dijo a la AFP vía internet.
“Pero esto no quiere decir que la revolución se haya apagado, no vamos a salir de la zona sitiada”, añadió refiriéndose al casco antiguo, último bastión de los rebeldes en Homs.