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Juicio a la estadounidense: tres meses de cárcel por asesinar a 24 civiles iraquíes

Un sargento de la Marina estadounidense procesado por la matanza de 24 civiles iraquíes perpetrada el 19 de noviembre de 2005, podría cumplir una condena de tan solo tres meses.

Semejante sentencia, que podría ser pronunciada por un tribunal norteamericano en los próximos días, se debe a un acuerdo entre el acusado y la Fiscalía Militar. El lunes el sargento Frank Wuterich se reconoció culpable de negligencia en el cumplimiento de su deber, a cambio de que se suavizara el castigo.

Según el acuerdo, a Wuterich le retirarían la acusación de homicidio no premeditado de los civiles. Por su parte, el militar tendrá que cumplir una condena de hasta tres meses. Asimismo se le podría retener más del 60% de su sueldo durante tres meses y lo podrían degradar a soldado.

El día de la masacre

La tragedia que originó esta larga investigación ocurrió en la localidad iraquí de Haditha a unos 260 kilómetros al oeste de Bagdad la capital del país. Mientras la sección del sargento patrullaba las calles del pueblo uno de los soldados murió tras estallar un explosivo artesanal instalado al borde de la carretera.

Entonces Wuterich ordenó registrar las casas cercanas para encontrar a los insurgentes que supuestamente se escondían allí. La orden que el sargento dio a los marines fue: “Primero disparad y luego pensad”.

El lúgubre saldo de esta operación fueron 24 muertos civiles, entre ellos 10 mujeres y niños. Además de asesinar a los que se escondían en las casas, los soldados norteamericanos dispararon hasta matarlos a cinco hombres que pasaban cerca en un coche.

Lamentos tardíos

Durante el proceso el sargento declaró que lamenta la muerte de los civiles iraquíes, aunque insistió en que actuaba y daba órdenes de acuerdo con las circunstancias y las reglas de una situación de combate.

Según la Fiscalía Militar, Wuterich “controlaba las acciones de sus subordinados, pero tomó una serie de decisiones fatales erróneas tras perder el control de sí mismo”. De acuerdo con la investigación, el comportamiento del sargento se debía a la muerte de su compañero, que falleció en el ataque armado previó a la operación.

Este caso se considera uno de los mayores crímenes de guerra investigados de los cometidos por los militares estadounidenses en Irak.

Fuente: RT

| 24/01/2012