Un tren descarriló la tarde del viernes en una estación cerca de París por una razón todavía desconocida y dejó seis muertos y 30 heridos, ocho graves, según un balance provisional facilitado por la noche por el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, en el lugar de la catástrofe.

"El balance es actualmente de seis muertos y 30 heridos, ocho en estado grave", declaró Ayrault, y añadió que "todos estaban hospitalizados en la región parisina".

"Hoy es imposible dar una información" sobre las causas de este accidente, dijo a la prensa, y recordó que estaban en marcha tres investigaciones y las autoridades informarán a la población con "la mayor transparencia".


Según un responsable de los equipos de rescate, no hay niños entre los fallecidos identificados hasta ahora, mientras proseguía por la noche la búsqueda de eventuales víctimas.

El tren, que transportaba unos 370 pasajeros de París a Limoges (centro), se separó en dos partes por razones aún desconocidas al llegar a gran velocidad a la estación de Brétigny-sur-Orge, a unos 40 km al sur de París, según una fuente policial.

El presidente de la compañía ferroviaria SNCF, Guillaume Pepy, rinidó homenaje a los empleados que "pudieron detener el tren y evitar su colisión con otro que llegaba en sentido contrario".

Viajeros y testigos describieron escenas de horror.

Un pasajero, Marc Cheutin, de 57 años, explicó a la AFP que tuvo que "pasar por encima de una persona decapitada" para salir del vagón.

Unos 300 bomberos, 20 equipos médicos y ocho helicópteros estaban movilizados.