Líbano estaba a punto de caer en las garras de una “lucha interna” si no fuera por la cordura y la sensatez de los líderes de los clanes chiíes en el país, tras la muerte de cuatro personas a manos de los grupos del odio y la oscuridad en el noreste de Líbano.

La rápida intervención de las partes políticas en la zona abortó las negativas secuencias del suceso, mientras las fuerzas de seguridad prometieron perseguir y arrestar a los culpables,


Elementos armados tendieron una emboscada a un vehículo cuando pasaba por Wadi Rafed, una zona fronteriza entre las montañas de Qaa y Ersal, en el valle oriental de Beqaa. Los pistoleros mataron a disparos a los cuatro personas que estaban en el vehículo, tres pertenecían al poderoso clan chií de los Yafar y la cuarta persona era de la familia también chií de los Amhaz.

Tras el suceso, la tensión se incrementó en ese área, donde el ejército ha intensificado sus patrullas y su presencia para evitar un deterioro de la situación. Los familiares de los asesinados acusaron a personas de la localidad de Ersal de estar detrás del asesinato y reclamaban justicia.


Personalidades de la zona junto a parlamentarios de Hezbolá y el movimiento Amal se encargaron de calmar a la gente enfurecida. De otro lado, los aldeanos de Ersal emitieron un comunicado con el cual niegan cualquier relación con el suceso.