Manuel Fraga se había retirado de la política hace unos meses

La llama de Manuel Fraga se ha apagado. El histórico político gallego ha fallecido en su domicilio familiar a sus 89 años de edad por un paro cardiaco tras no recuperarse de una afección respiratoria que venía arrastrando desde hace varios días. El estado de salud del ex presidente de la Xunta había empeorado por culpa de una infección pulmonar.

En un principio, las personas más cercanas a Fraga aseguraban que no era tan grave y que el gallego estaba recibiendo un tratamiento normal, pero su avanzada edad generaba preocupación en el seno de su familia.

Manuel Fraga se había retirado de la política hace unos meses tras su decisión de no volver a presentarse como senador por Galicia ni de participar en las listas electorales del pasado 20 N.
La política española se queda hoy huérfana de una de sus figuras más carismáticas, polémicas y controvertidas. Formado en Derecho, Política y Economía, saltó al primer plano de la política en 1962 como ministro de Información y Turismo durante la dictadura franquista, un régimen del que nunca se ha escondido ni arrepentido.

Famoso por la Ley de Prensa ("ley Fraga") que eliminó la censura previa en las publicaciones, así como por su mítico ‘baño’ en Palomares tras el accidente de un bombardero estadounidense con residuos radioactivos a bordo, Fraga impulsó su poder aún más tras la muerte de Franco, convirtiéndose en vicepresidente del primer Gobierno del rey Juan Carlos y en el motor del cambio político nacional.

"La flexibilidad la heredé del sentido común que me enseñó mi padre", afirmó Fraga en una entrevista concedida en 2010.
No obstante, fue en Galicia donde Fraga desempeñó la mayor parte de su vida política. Así, consiguió para su partido la mayoría absoluta en las elecciones al Parlamento autonómico de finales de 1989. Allí estuvo 15 años, hasta que una coalición entre los socialistas gallegos y los nacionalistas del BNG le echaron del poder, a pesar de ser el más votado por quinta vez consecutiva. Desde entonces, fue poco a poco perdiendo fuelle, eso sí, sin retirarse jamás de la política, una vocación que ha llevado consigo hasta los últimos compases de su vida.