Las autoridades de la ocupación han aumentado la tensión en la ciudad ocupada de Al-Quds, en el marco de su plan de colonización, y por consiguiente imponer la “judaización” en amplias aéreas del territorio palestino. Además, en los últimos días han ocurrido varios sucesos relacionados con ese propósito, el aslto a la gran mezquita de Al-aqsa, la detención del Muftí, Sheij Mohamed Hussein, y aprobar la construcción de 300 nuevas viviendas en el asentamiento de “Beit Eil” cerca de Ramalah.


El director general del llamado ministerio de “Religiones” de la entidad sionista, Alhanan Yalat, ha anunciado que su ministerio “se esforzará parar sacar una ley que permita a los judíos realizar sus rezos dentro de la mezquita de Al-Aqsa”, arguyendo que “por primera vez desde 46 años de liberación (anexión) de Al-Quds (ocupada) se aplica una ley de esa naturaleza”.

Por su parte, el miembro del Kneset, el extremista Moshe Feiglin del partido Likud, ha señalado que “la cuestión principal es demostrar la soberanía sobre el templo sagrado”, subrayando que “la cuestión no tiene nada que ver con la religión no con la seguridad”, y ha añadido que “no se trata de los rezos en sí, sino en el dominio que lo representa el hecho de rezar allí”, según expresó.


En el mismo sentido ha hablado Merie Regief, presidente de un comité en el Kneset, quien dijo que “rezar en la explanada de Al-Aqsa es un derecho de todos los ciudadanos israelíes, por lo tanto, el estado tiene la obligación de defender ese derecho”, según su expresión.

De otra parte, el también miembro del Kneset, Ibrahim sarsour, se preguntó: ¿Acaso los judíos ya no encuentran lugar parar rezar más que en la mezquita de Al-Aqsa?, y agregó que “los judíos deben saber que algún día la Al-Quds volverá al seno de los palestinos y los musulmanes”.