Después de varios días de negociaciones con los partidos en el poder y los de la oposición acerca de la formación de un gobierno de tecnócratas, Hammadi Ybali declaró, ayer, en una conferencia organizada en el palacio de Cartago, el fracaso de su iniciativa. Esto vino después del rechazo del consejo de “Shura” del partido An-Nahdha, dos días antes, de la iniciativa del jefe de gobierno.

En el mismo día, el partido An-Nahda organizó, en la avenida principal, una manifestación a  la que dio el nombre de “la Marcha de los Partidarios de la Legitimidad” en la que participó su líder, Rached Ganouchi, junto con otras personalidades conocidas de An-Nahdha.


Lo que llama la atención fue la ausencia de los dos demás partidos compositores de la Troika: La Conferencia para la República y el Bloque, en una manifestación que apoya la legitimidad de todo un gobierno y no solamente un partido. Esto vino como una respuesta negativa clara y directa del partido An-Nahdha a Ybali sobre su proyecto, algo que impulsó a Ybali a aplazar la reunión con los partidos políticos y la declaración del resultado de las negociaciones al 18 de febrero en lugar del 16.

Ybali dijo que iría a entrevistarse, hoy, con el presidente de la república para buscar una solución al problema del país y no para presentar su demisión, tal como declaró el jueves pasado. Asimismo, añadió que las negociaciones han mejorado mucho y que se ha notado un buen entendimiento entre todos los partidos acerca de encontrar otra solución para la salvación del país.

Este proyecto de Ybali se suma a los varios demás proyectos aplazados del gobierno como la modelación ministerial que prometió Ybali desde varios meses. Los partidos de oposición ven en la actuación del gobierno una política de escapar hacia delante, una política que revela su incapacidad de encontrar verdaderas soluciones a los problemas del país.


Asimismo, Ybali, en su discurso, dijo que se siente fiel por su iniciativa, a pesar de su fracaso, porque había acertado en calmar la agitación popular causada por el asesinato de Chokri Belaid y que estuvo a punto de llevar el país al desastre, también ve que su iniciativa acertó en reunir a todos los partidos en búsqueda de un fin común que es la salvación de la patria.

Los analistas políticos tunecinos ven en todo lo ocurrido un drama bien organizado por los partidos en el poder para absorber la ira de la calle tunecina, tras el asesinato de Belaid, en la que vieron síntomas de una nueva revolución. Prueba de ello, el no cumplimiento del jefe de gobierno de su promesa de renunciar en el caso del fracaso de su proyecto.