Internacional
Bahréin llama a la Oposición Nacional a un diálogo
Lo oposición bahreiní exige la presencia de Al Califa en los reuniones del dialogo
El régimen de Al Califa anunció ayer el martes que las negociaciones de reconciliación con los grupos opositores, para poner fin a los disturbios, se iniciarán el próximo 10 de febrero en el país árabe.
Las autoridades bahreiníes precisaron que pretenden enviar este miércoles invitaciones para unos 17 grupos pro régimen y la oposición, así como para los diputados de la Cámara baja y alta de la Asamblea Nacional del país.
En este sentido, la ministra bahreiní de Información, Samira Ibrahim bin Rayab, además de expresar su esperanza de que estas conversaciones tuvieran éxito, afirmó que la pelota está en el campo rival.
Los grupos opositores, a pesar de expresar su disposición de participar en estas conversaciones, dudan de su eficacia. El principal partido de la oposición bahreiní, Al-Wifaq, señaló que los grupos opositores y el régimen gobernante se diferencian en los objetivos de la reunión y mecanismos del Gobierno.
Un alto responsable de Al-Wifaq, Jalil al-Marzouq, aseguró que los líderes de la oposición piden la presencia de la familia Al Jalifa, así como expertos internacionales en el diálogo.
“Queremos un diálogo real, negociaciones serias sobre un mecanismo que restauraría poderes al pueblo y convertiría a Bahréin en una monarquía constitucional”, agregó.
A principios de julio de 2011, el rey bahreiní, Hamad bin Isa Al Jalifa, convocó un diálogo nacional sobre las reforma y declaró una investigación sobre la represión ejercida por las fuerzas de seguridad bahreiníes, respaldadas por las saudíes, contra las manifestaciones prodemocráticas.
Sin embargo, este diálogo no tuvo resultado, ya que Al-Wifaq abandonó las conversaciones, afirmando que desde su inicio, el régimen había estado tratando de acallar la voz de la oposición.
Desde el 14 de febrero de 2011, Bahréin es escenario de manifestaciones casi diarias, reprimidas por las fuerzas de seguridad, secundadas por la milicia de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), junto al apoyo logístico de países occidentales, principalmente de Estados Unidos.
La libertad de los presos políticos, la retirada de las fuerzas saudíes de su país y el fin de la monarquía en el país, en el poder desde hace más de 40 años, figuran entre las principales demandas del pueblo bahreiní.
| El régimen de Al Califa anunció ayer el martes que las negociaciones de reconciliación con los grupos opositores, para poner fin a los disturbios, se iniciarán el próximo 10 de febrero en el país árabe.
Las autoridades bahreiníes precisaron que pretenden enviar este miércoles invitaciones para unos 17 grupos pro régimen y la oposición, así como para los diputados de la Cámara baja y alta de la Asamblea Nacional del país.
En este sentido, la ministra bahreiní de Información, Samira Ibrahim bin Rayab, además de expresar su esperanza de que estas conversaciones tuvieran éxito, afirmó que la pelota está en el campo rival.
Los grupos opositores, a pesar de expresar su disposición de participar en estas conversaciones, dudan de su eficacia. El principal partido de la oposición bahreiní, Al-Wifaq, señaló que los grupos opositores y el régimen gobernante se diferencian en los objetivos de la reunión y mecanismos del Gobierno.
Un alto responsable de Al-Wifaq, Jalil al-Marzouq, aseguró que los líderes de la oposición piden la presencia de la familia Al Jalifa, así como expertos internacionales en el diálogo.
“Queremos un diálogo real, negociaciones serias sobre un mecanismo que restauraría poderes al pueblo y convertiría a Bahréin en una monarquía constitucional”, agregó.
A principios de julio de 2011, el rey bahreiní, Hamad bin Isa Al Jalifa, convocó un diálogo nacional sobre las reforma y declaró una investigación sobre la represión ejercida por las fuerzas de seguridad bahreiníes, respaldadas por las saudíes, contra las manifestaciones prodemocráticas.
Sin embargo, este diálogo no tuvo resultado, ya que Al-Wifaq abandonó las conversaciones, afirmando que desde su inicio, el régimen había estado tratando de acallar la voz de la oposición.
Desde el 14 de febrero de 2011, Bahréin es escenario de manifestaciones casi diarias, reprimidas por las fuerzas de seguridad, secundadas por la milicia de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos (EAU), junto al apoyo logístico de países occidentales, principalmente de Estados Unidos.
La libertad de los presos políticos, la retirada de las fuerzas saudíes de su país y el fin de la monarquía en el país, en el poder desde hace más de 40 años, figuran entre las principales demandas del pueblo bahreiní.