El 17 de este mes, las fuerzas de seguridad nacional tunecinas descubrieron un almacén de armas en la ciudad fronteriza, Mednin, situada en el sureste de la República. El almacén contiene enormes cantidades de armas de las últimas tecnologías que consisten en: 100 misiles de fabricación rusa, cerca de 70 conchas antitanques de tipo “R.B.G.”, una serie de fusiles “Kalashnikov”, minas terrestres, más de 70 minas antitanque, cantidades de detonador fusible, un número de granadas, cajas de municiones, chalecos, municiones para “Kalashnikov”, binoculares y uniformes. Dichas armas, cuyo valor asciende a casi 3 millones dinares tunecinos, fueron descubiertos por un oficial en la seguridad nacional y fueron trasladados en tres camiones de las fuerzas de seguridad nacional para ser entregados al ejército nacional.


Tras arrastrar a tres de los sospechosos, dos de ellos nativos de Mednin, llegaron a la ciudad fuerzas especializadas para peinar la región en busca de otros almacenes de armas y de los demás componentes del grupo terrorista. Las últimas noticias dicen un ex agente de seguridad está implicado en la operación y que las armas vinieron de Libia en el periodo de desorden  de la revolución libia, o no tienen nada que ver con Mali, ya que, estaban destinadas a hacer operaciones en Túnez.

Todo esto viene después de que Libia, Túnez y Argelia, habían puesto un plan de trabajo muto para la vigilancia y la protección de sus fronteras comunes especialmente tras la agravación continua de la situación en Mali. Esta decisión la tomaron los tres jefes de gobierno Ali Zeidan, Hamadi Jbali y Abd el Malek Salel en una reunión efectuada el sábado 12 de enero, en la ciudad de Ghdames, en el sur de Libia, y fue declarada en una conferencia organizada justo después de la reunión.

El plan de trabajo muto consiste en organizar constantes patrullas mutas con el intercambio de las informaciones acerca de los sospechosos movimientos y la cooperación en las operaciones de arresto y seguimiento. Decidieron, así mismo, los jefes de gobierno organizar encuentros cada 4 meses y constantes encuentros entre los responsables de la seguridad de los tres países para garantizar la buena organización de la cooperación.

En este contexto, el Ministerio de Asuntos Interiores francés había ofrecido a su homólogo tunecino una ayuda material de tres millones de euros para reforzar la vigilancia de las fronteras, que consiste en 89 vehículos de diferentes tipos, binoculares nocturnos, cámaras de vigilancia y chalecos antibalas. Dicha ayuda representa la segunda porción de un acuerdo firmado en 2008 entre los dos países, mediante el cual, Francia apoya la revolución tunecina, de un total de 10 millones de euros, de los cuales, recibió Túnez la primera porción en 2009 y queda una tercera.

Dentro de todo este panorama, el Director General de la Formación en el Ministerio de Interior declaró, el sábado 19, en un periódico local tunecino, que había recibido una orden de incluir una asignatura llamada “la cultura religiosa” en las escuelas de entrenamiento de las fuerzas de seguridad tunecina. Esta materia consiste en organizar conferencias religiosas semanales por predicadores, imames y profesores universitarios. Esta declaración del Director General de la Formación, Riad Beltayef, vino como respuesta a un artículo publicado en el mismo periódico en el que dijeron que el propio Beltayef era quien añadió dicha asignatura.

De otro lado, los ministerios de asuntos religiosos y de justicia habían firmado últimamente un acuerdo que permite a los imames visitar las cárceles para aconsejar a los presos. Se nota el gran grado de discreción oficial que rodea el asunto y no se sabe quiénes son los predicadores e imames quienes van a dar las conferencias ni a qué corriente religioso pertenecen lo que deja muchos interrogativos sin respuesta: ¿Qué relación tienen los predicadores e imames con el trabajo de las fuerzas de seguridad y según qué criterios van a ser elegidos? ¿Va a ser controlado el contenido de la materia enseñada y quién va a hacerlo?

Viendo la situación actual de la seguridad en la república, lo que necesitan las escuelas de seguridad es más formaciones técnicas y tecnológicas para hacer frente al peligro de los grupos terroristas que están amenazando el país. Además, las fuerzas de seguridad deben ser entrenadas con gran neutralidad a la aplicación de la ley y el respeto de los derechos humanos y las normas universales además de la formación industrial y técnica sobre cómo hacer frente a las manifestaciones y los desviados en general.

Los partidos de oposición condenaron este procedimiento y lo consideraron como un intento del gobierno islámico de dominar a todas las articulaciones del estado y condenan, así mismo, el artículo 95 del borrador de la nueva constitución que abre la puerta ante la formación de grupos armados no pertenecientes al ejército ni a la seguridad nacionales que dice: “Solamente el Estado establece las fuerzas armadas (el ejército) y las fuerzas de seguridad nacionales, y no es permisible el establecimiento de organizaciones o dispositivos armados que no sean bajo el ejército nacional o la seguridad nacional menos mediante la ley”.

Los partidos de oposición vean en este artículo una legitimización del armamento de las milicias de An-nahda: Los Comités de la Protección de la Revolución, según les llaman, que hacen frente, utilizando la violencia, a todas las voces opositoras al gobierno de la Troika. Vean también que el gobierno, de un lado, está luchando contra el terrorismo exterior mientras que, de otro lado, está estimulando el terrorismo interior de los tunecinos entre sí.