Internacional
Incendio en el santuario de Sidi Bousaid el Beji
Expulsión de los miembros del gobierno de Sidi Bousaid por los habitantes
Especial Alintiqad - Yosra Barhoumi
La noche del viernes 11 de enero, fue quemado el santuario de Sidi Abdelaziz que se encuentra dentro de un cementerio en la región de la Marsa, en los suburbios nortes de la capital. Quemado por un objeto inflamable lanzado en el local, el fuego fue extinguido rápidamente y las huellas del daño se limpiaban el día siguiente y el evento pasó sin pena ni gloria.
Sin embargo, la repetición del acto la noche siguiente en el santuario de Sidi Bousaid el Beji, de más de tres siglos de antigüedad que se encuentra en la colina de la bonita villa turística de Sidi Bousaid, en el suburbio norte de la capital, estalló la ira de la población.
Esta vez, el incendio ha sido mucho más grave y llegó a la destrucción casi total del interior del santuario, donde se encuentra el féretro, destruyendo, así, a uno de los símbolos del patrimonio cultural de la zona que obtuvo su nombre por el mismo, clasificado como patrimonio cultural de la UNESCO desde 1985.
Fuertes reacciones populares:
La comunidad reaccionó de inmediato comenzando una marcha hacia el palacio de Cartago en la noche del sábado. Al día siguiente, se agruparon gran número de los habitantes de la zona, en la ciudad, para protestar contra un fenómeno que no parece nuevo. Pero el ambiente se transformó totalmente cuando la “Hadhra” (grupo de músicos y cantantes propios a cada santuario) de Sidi Bousaid con banderas y tambores en la mano, comenzó su procesión.
Entre canciones tradicionales y aplausos, la “Hadhra” bajó primero del lugar donde se encuentra el santuario hasta el café de Nattes (tranzas), seguida por los presentes, luego, hacia abajo de la colina de Sidi Bousaid, se dirigió al palacio de Cartago, donde se observó una fuerte presencia policial.
Así mismo, en la capital, salió una manifestación en contra de la destrucción de los símbolos de la identidad nacional y del patrimonio cultural de Túnez. Este acontecimiento no era el primero, más de una docena de santuarios había sido objeto de destrucción en 2012, dentro de ellos: Saida el Manoubiah en la ciudad de Manouba en octubre de 2012, Sidi Ahmed Assila y Sidi Abbés en la ciudad de Bardo, Sidi Ali Hachani a Manzel Abderrahmen, camino de Bizerta en diciembre pasado…
Apoyándonos en lo contado por los testigos, siempre se esconde la mano del grupo salafista detrás de las actuaciones de violencia, este grupo, con el tiempo está ocupando las filas de los Comités de la Protección de la Revolución protegidos a su vez por el gobierno, ya que a pesar de las peticiones de los diferentes componentes de la sociedad civil de disolverles, estas peticiones habían siempre encontrado un fuerte rechazo por el gobierno.
Si nos fijamos en las fechas de la realización de los ataques, les encontramos siempre liados a un acontecimiento político importante en el país, lo que nos lleva a deducir que no están haciendo más que desviar las miradas y la preocupación de los tunecinos de los asuntos cruciales, de los asuntos políticos y de los problemas económicos.
Expulsión de los miembros del gobierno de Sidi Bousaid por los habitantes:
Los afiliados a las Comités de Protección de la Revolución no tienen miedo de mostrarse públicamente practicando la violencia, lo que orientó el dedo acusador de la población hacia el gobierno por su negativa ante poner límites a dichos grupos. Hecho que se tradujo en la expulsión por parte de los habitantes, bajo gritos, “degage”, insultos y amenazas, del presidente de la República Moncef el Marzouki, el ministro de cultura Mahdi Mabrouk y el ministro del interior Ali Larayed, de Sidi Bousaid, cuando estos últimos iban para valorar la situación y les impidieron, así mismo, entrar en el santuario violado.
Esto, tuvo lugar el domingo 13. Por la noche del mismo día, en un restaurante turístico llamado “Dar Zaroukh”, mientras cenaba con acompañante qatarí, Rafik Abdessalem Bouchlaka el ministro de asuntos exteriores era sorprendido por algazaras descontentas de los habitantes de Sidi Bousaid que sintieron una provocación por la venida del ministro para cenar ahí, después de todo lo ocurrido. El ministro y su acompañante se vieron encerrados dentro del restaurante hasta la llegada de la policía que pudo hacerles salir por la puerta trasera a través de la muchedumbre de la gente que bloqueaba las dos puertas.
El lunes 14, el líder del movimiento An-nahdha, Rached al Ghanouchi, que vino, también, para valorar los daños del santuario quemado, tuvo la misma suerte y era, asimismo, expulsado de Sidi Bousaid, mientras era cordialmente acogido el Beji Caid Sebsi, líder de Nidaa Tunes por los habitantes de Sidi Bousaid quienes le acompañaron al santuario donde recitó la “Fatiha” sobre el alma de Sidi Bousaid el Beji.
Acusaciones oficiales de An-nahda por los habitantes de Sidi Bousaid:
En este contexto, el alcalde de Sidi Bousaid, Raouf Dakhlaoui, declaró en el radio tunecino Chams FM:”En nombre de los habitantes de la ciudad de Sidi Bousaid vamos a alzar una queja en contra de Rashid Ghannouchi para sus declaraciones sobre el ataque contra el santuario santo Sidi Bousaid el Beji. Aunque hay indicios y evidencias que la quema del lugar es un acto criminal y un resultado de puesta de un material inflamable dentro del santuario, Movimiento de An-nahdha y su líder dan el acontecimiento a otras razones y lo remiten a un daño eléctrico, así como para el uso de "incienso". Y acuso al líder del Movimiento An-nahdha por justificar los actos delictivos realizados por los salafistas y le hago asumir la responsabilidad de sus declaraciones y discursos en las que confirma que el salafismo es la referencia de todos los tunecinos.”
El miércoles 16, en la gobernación de Kairouán, en el centro del Túnez, hubo un intento de los salafistas de asaltar al santuario del “sahabí", Abu Zomaa al Balaui, conocido como Sidi Sahbi, sin embrago, los habitantes de la región salieron en su defensa y dado el valor histórico, religioso y espiritual del santuario, desde ayer ha habido una concentrada protección militar al mismo. Lo mismo ocurrió la mañana de ayer jueves 17 en el santuario de Sidi Mahrez situado en la región que lleva el mismo nombre del santo, en el centro ciudad de la capital. Dado que el santuario se encuentra en un zoco tradicional, era muy fácil el descubrimiento del atentado y era impedido por los comerciales y los pasajeros.
| Especial Alintiqad - Yosra Barhoumi
La noche del viernes 11 de enero, fue quemado el santuario de Sidi Abdelaziz que se encuentra dentro de un cementerio en la región de la Marsa, en los suburbios nortes de la capital. Quemado por un objeto inflamable lanzado en el local, el fuego fue extinguido rápidamente y las huellas del daño se limpiaban el día siguiente y el evento pasó sin pena ni gloria.
Sin embargo, la repetición del acto la noche siguiente en el santuario de Sidi Bousaid el Beji, de más de tres siglos de antigüedad que se encuentra en la colina de la bonita villa turística de Sidi Bousaid, en el suburbio norte de la capital, estalló la ira de la población.
Esta vez, el incendio ha sido mucho más grave y llegó a la destrucción casi total del interior del santuario, donde se encuentra el féretro, destruyendo, así, a uno de los símbolos del patrimonio cultural de la zona que obtuvo su nombre por el mismo, clasificado como patrimonio cultural de la UNESCO desde 1985.
Fuertes reacciones populares:
La comunidad reaccionó de inmediato comenzando una marcha hacia el palacio de Cartago en la noche del sábado. Al día siguiente, se agruparon gran número de los habitantes de la zona, en la ciudad, para protestar contra un fenómeno que no parece nuevo. Pero el ambiente se transformó totalmente cuando la “Hadhra” (grupo de músicos y cantantes propios a cada santuario) de Sidi Bousaid con banderas y tambores en la mano, comenzó su procesión.
Entre canciones tradicionales y aplausos, la “Hadhra” bajó primero del lugar donde se encuentra el santuario hasta el café de Nattes (tranzas), seguida por los presentes, luego, hacia abajo de la colina de Sidi Bousaid, se dirigió al palacio de Cartago, donde se observó una fuerte presencia policial.
Así mismo, en la capital, salió una manifestación en contra de la destrucción de los símbolos de la identidad nacional y del patrimonio cultural de Túnez. Este acontecimiento no era el primero, más de una docena de santuarios había sido objeto de destrucción en 2012, dentro de ellos: Saida el Manoubiah en la ciudad de Manouba en octubre de 2012, Sidi Ahmed Assila y Sidi Abbés en la ciudad de Bardo, Sidi Ali Hachani a Manzel Abderrahmen, camino de Bizerta en diciembre pasado…
Apoyándonos en lo contado por los testigos, siempre se esconde la mano del grupo salafista detrás de las actuaciones de violencia, este grupo, con el tiempo está ocupando las filas de los Comités de la Protección de la Revolución protegidos a su vez por el gobierno, ya que a pesar de las peticiones de los diferentes componentes de la sociedad civil de disolverles, estas peticiones habían siempre encontrado un fuerte rechazo por el gobierno.
Si nos fijamos en las fechas de la realización de los ataques, les encontramos siempre liados a un acontecimiento político importante en el país, lo que nos lleva a deducir que no están haciendo más que desviar las miradas y la preocupación de los tunecinos de los asuntos cruciales, de los asuntos políticos y de los problemas económicos.
Expulsión de los miembros del gobierno de Sidi Bousaid por los habitantes:
Los afiliados a las Comités de Protección de la Revolución no tienen miedo de mostrarse públicamente practicando la violencia, lo que orientó el dedo acusador de la población hacia el gobierno por su negativa ante poner límites a dichos grupos. Hecho que se tradujo en la expulsión por parte de los habitantes, bajo gritos, “degage”, insultos y amenazas, del presidente de la República Moncef el Marzouki, el ministro de cultura Mahdi Mabrouk y el ministro del interior Ali Larayed, de Sidi Bousaid, cuando estos últimos iban para valorar la situación y les impidieron, así mismo, entrar en el santuario violado.
Esto, tuvo lugar el domingo 13. Por la noche del mismo día, en un restaurante turístico llamado “Dar Zaroukh”, mientras cenaba con acompañante qatarí, Rafik Abdessalem Bouchlaka el ministro de asuntos exteriores era sorprendido por algazaras descontentas de los habitantes de Sidi Bousaid que sintieron una provocación por la venida del ministro para cenar ahí, después de todo lo ocurrido. El ministro y su acompañante se vieron encerrados dentro del restaurante hasta la llegada de la policía que pudo hacerles salir por la puerta trasera a través de la muchedumbre de la gente que bloqueaba las dos puertas.
El lunes 14, el líder del movimiento An-nahdha, Rached al Ghanouchi, que vino, también, para valorar los daños del santuario quemado, tuvo la misma suerte y era, asimismo, expulsado de Sidi Bousaid, mientras era cordialmente acogido el Beji Caid Sebsi, líder de Nidaa Tunes por los habitantes de Sidi Bousaid quienes le acompañaron al santuario donde recitó la “Fatiha” sobre el alma de Sidi Bousaid el Beji.
Acusaciones oficiales de An-nahda por los habitantes de Sidi Bousaid:
En este contexto, el alcalde de Sidi Bousaid, Raouf Dakhlaoui, declaró en el radio tunecino Chams FM:”En nombre de los habitantes de la ciudad de Sidi Bousaid vamos a alzar una queja en contra de Rashid Ghannouchi para sus declaraciones sobre el ataque contra el santuario santo Sidi Bousaid el Beji. Aunque hay indicios y evidencias que la quema del lugar es un acto criminal y un resultado de puesta de un material inflamable dentro del santuario, Movimiento de An-nahdha y su líder dan el acontecimiento a otras razones y lo remiten a un daño eléctrico, así como para el uso de "incienso". Y acuso al líder del Movimiento An-nahdha por justificar los actos delictivos realizados por los salafistas y le hago asumir la responsabilidad de sus declaraciones y discursos en las que confirma que el salafismo es la referencia de todos los tunecinos.”
El miércoles 16, en la gobernación de Kairouán, en el centro del Túnez, hubo un intento de los salafistas de asaltar al santuario del “sahabí", Abu Zomaa al Balaui, conocido como Sidi Sahbi, sin embrago, los habitantes de la región salieron en su defensa y dado el valor histórico, religioso y espiritual del santuario, desde ayer ha habido una concentrada protección militar al mismo. Lo mismo ocurrió la mañana de ayer jueves 17 en el santuario de Sidi Mahrez situado en la región que lleva el mismo nombre del santo, en el centro ciudad de la capital. Dado que el santuario se encuentra en un zoco tradicional, era muy fácil el descubrimiento del atentado y era impedido por los comerciales y los pasajeros.