Internacional
Convocan elecciones en Italia para los días 24 y 25 de febrero
Italia disuelve su Parlamento y convoca elecciones en 2013
Las elecciones generales italianas se celebrarán los días 24 y 25 de febrero del 2013. Así lo ha decidido esta tarde, en un decreto, el Gobierno en funciones de Mario Monti, después de que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, disolviera las dos cámaras del Parlamento.
Las miradas de Italia y de Europa se dirigen ahora al futuro Monti. Hay expectación para saber si el primer ministro se atreve a convertirse en candidato electoral, para garantizar la continuidad de su actual programa de rigor y reformas, o bien prefiere ceder el testigo a los políticos para seguir él como figura neutral, en la reserva dela República, por si las circunstancias requieren de nuevo sus servicios.
Lo más probable es que Monti, en su rueda de prensa de este domingo, a las 11 de la mañana, haga un balance de sus 13 meses de gobierno y explique, a modo de manifiesto, cuál es el rumbo que Italia debe seguir para sanear sus cuentas, sentar las bases del crecimiento y proceder a múltiples reformas para modernizarse y ser un país más eficiente y con mejor futuro.
Monti, hombre reflexivo y alérgico al politiqueo, debe haber sopesado bien todas las razones. Influyentes sectores dentro y fuera de Italia desean que siga. Pero él habrá visto que todos los sondeos colocan al centro, en el mejor de los casos, como segunda fuerza, lejos del centro izquierda que lidera el Partido Demócrata (PD). Incluso podría quedar por detrás del partido de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PdL) y sus aliados. ¿Qué sentido tendría para alguien como Monti dar el difícil paso de ser candidato si no tiene apenas posibilidades de ganar?
Si Monti finalmente no se presenta ni apadrina al menos la plataforma centrista, esta quedará muy debilitada. En ella iban a participar los democristianos dela Unión del Centro (UdC) y las listas organizadas por el empresario Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari, y por Andrea Riccardi, ministro de Cooperación y fundador de la Comunidad de San Egidio, un hombre muy cercano al Vaticano. Se especulaba con que, en ausencia de Monti, el centro podría estar liderado por una mujer, la empresaria Emma Marcegaglia, expresidenta de la patronal Confindustria.
Bajo Monti, el centro amenazaba con convertirse en una especie de arca de Noé, repleta de políticos en busca de su salvación personal. En el arca buscaban cobijo los líderes de minúsculos partidos como Futuro y Libertad para Italia (FLI), Gianfranco Fini –de origen posfascista y ex delfín de Berlusconi– y dirigentes del PdL que han roto con Berlusconi, como el ex ministro de Asuntos Exteriores Franco Frattini. Monti debió de asustarse al ver que debía guiar un buque con tripulantes tan variopintos y con tanta sospecha de oportunismo.
| Las elecciones generales italianas se celebrarán los días 24 y 25 de febrero del 2013. Así lo ha decidido esta tarde, en un decreto, el Gobierno en funciones de Mario Monti, después de que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, disolviera las dos cámaras del Parlamento.
Las miradas de Italia y de Europa se dirigen ahora al futuro Monti. Hay expectación para saber si el primer ministro se atreve a convertirse en candidato electoral, para garantizar la continuidad de su actual programa de rigor y reformas, o bien prefiere ceder el testigo a los políticos para seguir él como figura neutral, en la reserva dela República, por si las circunstancias requieren de nuevo sus servicios.
Lo más probable es que Monti, en su rueda de prensa de este domingo, a las 11 de la mañana, haga un balance de sus 13 meses de gobierno y explique, a modo de manifiesto, cuál es el rumbo que Italia debe seguir para sanear sus cuentas, sentar las bases del crecimiento y proceder a múltiples reformas para modernizarse y ser un país más eficiente y con mejor futuro.
Monti, hombre reflexivo y alérgico al politiqueo, debe haber sopesado bien todas las razones. Influyentes sectores dentro y fuera de Italia desean que siga. Pero él habrá visto que todos los sondeos colocan al centro, en el mejor de los casos, como segunda fuerza, lejos del centro izquierda que lidera el Partido Demócrata (PD). Incluso podría quedar por detrás del partido de Berlusconi, el Pueblo de la Libertad (PdL) y sus aliados. ¿Qué sentido tendría para alguien como Monti dar el difícil paso de ser candidato si no tiene apenas posibilidades de ganar?
Si Monti finalmente no se presenta ni apadrina al menos la plataforma centrista, esta quedará muy debilitada. En ella iban a participar los democristianos dela Unión del Centro (UdC) y las listas organizadas por el empresario Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari, y por Andrea Riccardi, ministro de Cooperación y fundador de la Comunidad de San Egidio, un hombre muy cercano al Vaticano. Se especulaba con que, en ausencia de Monti, el centro podría estar liderado por una mujer, la empresaria Emma Marcegaglia, expresidenta de la patronal Confindustria.
Bajo Monti, el centro amenazaba con convertirse en una especie de arca de Noé, repleta de políticos en busca de su salvación personal. En el arca buscaban cobijo los líderes de minúsculos partidos como Futuro y Libertad para Italia (FLI), Gianfranco Fini –de origen posfascista y ex delfín de Berlusconi– y dirigentes del PdL que han roto con Berlusconi, como el ex ministro de Asuntos Exteriores Franco Frattini. Monti debió de asustarse al ver que debía guiar un buque con tripulantes tan variopintos y con tanta sospecha de oportunismo.