Internacional
Cautela en la ciudad septentrional libanesa de Trípoli
El ejército libanés está tratando de controlar la situación
Especial Alintiqad – Trípoli - Fadi Mansur
Crecen los temores de la caída de la ciudad septentrional libanesa de Trípoli, en un nuevo baño de sangre y destrucción, después de que se perdiera el prestigio político de cara a la reducción de los enfrentamientos armados en los tradicionales frentes. Esta realidad de la precaria seguridad que experimenta la ciudad desde el principio de la semana, y combinado con el creciente número de muertos, heridos y daños materiales, añadido a las repercusiones económicas, comenzó a plantear interrogantes entre los ciudadanos que viven en un estado de shock debido a la indiferencia en el trato oficial con su ciudad que está a merced de las balas y los proyectiles de artillería y cohetes.
La actual ronda de combates, no parecía en nada a los anteriores en el lote de motivos y los detalles, sin embargo, las formas de abordar el problema de seguridad no difieren y el tratamiento político siguió siendo tradicional, sin ningún efecto en el curso de las cosas. Las soluciones no consiguieron frenar la violencia, ni siquiera reducir su continuación y expansión, sobre todo porque durante las horas del día relativamente tranquilas en el usual Trípoli (algunas ráfagas esporádicas y disparos de francotirador) rápidamente se convierten en inflamadas y violentas en cuanto a la intensidad de la confrontación, sobre todo en las líneas de demarcación conocidas que en las últimas veinte y cuatro horas presenciaron recíprocas incursiones donde se utilizaron armas automáticas, ametralladoras y morteros para cubrir los ataques, que se centraron en los barrios de “Bakaar” y “Shaarani” frente a “Yabal Mohsen” y registró la caída de muchos proyectiles y bombas de mortero en la calle “Nadim yeser” y “Miaten” y el centro de “Abi Samra”, sitios relativamente lejanos a la línea de confrontación. Pese a que no hubo que lamentar pérdidas humanas, los daños materiales han sido cuantiosos entre edificios y vehículos, esta expansión del área de los enfrentamientos llevó a muchas familias a pensar en mudarse a zonas fuera de Trípoli, dada la gravedad de la situación y la posibilidad de que cayeran más misiles por la noche.
Económicamente, no hay movimiento comercial, sino comprar lo necesario, sobre todo alimentos, con muy poco tráfico y falta de movimiento de los peatones, y una ausencia casi total de los compradores de fuera de Trípoli.
En cuanto al transporte, sigue cortado a través de la carretera principal “Tripoli - Beddawi - Minie Akkar - la frontera con Siria”, con registrar varios heridos de ciudadanos civiles cuando intentaban transitarla, aunque lo hicieron muy rápidamente, pero las balas de los francotiradores fueron más rápidas.
Las medidas militares tomadas por el ejército libanés con el fin de controlar la situación, van desde el establecimiento de puestos de control fijos en las entradas de Trípoli y las principales plazas hasta realizar patrullas con vehículos blindados en las carreteras, con el fortalecimiento de sus posiciones en las áreas de confrontación entre los barrios en conflicto.
El ejército logró con el cerco a las zonas de combate impedir que salieran los elementos armados dentro de casco viejo de la ciudad, tal como solía ocurrir al inicio de cada ronda de combate, también ha contribuido a evitar casos de asalto a la propiedad pública y privada.
| La actual ronda de combates, no parecía en nada a los anteriores en el lote de motivos y los detalles, sin embargo, las formas de abordar el problema de seguridad no difieren y el tratamiento político siguió siendo tradicional, sin ningún efecto en el curso de las cosas. Las soluciones no consiguieron frenar la violencia, ni siquiera reducir su continuación y expansión, sobre todo porque durante las horas del día relativamente tranquilas en el usual Trípoli (algunas ráfagas esporádicas y disparos de francotirador) rápidamente se convierten en inflamadas y violentas en cuanto a la intensidad de la confrontación, sobre todo en las líneas de demarcación conocidas que en las últimas veinte y cuatro horas presenciaron recíprocas incursiones donde se utilizaron armas automáticas, ametralladoras y morteros para cubrir los ataques, que se centraron en los barrios de “Bakaar” y “Shaarani” frente a “Yabal Mohsen” y registró la caída de muchos proyectiles y bombas de mortero en la calle “Nadim yeser” y “Miaten” y el centro de “Abi Samra”, sitios relativamente lejanos a la línea de confrontación. Pese a que no hubo que lamentar pérdidas humanas, los daños materiales han sido cuantiosos entre edificios y vehículos, esta expansión del área de los enfrentamientos llevó a muchas familias a pensar en mudarse a zonas fuera de Trípoli, dada la gravedad de la situación y la posibilidad de que cayeran más misiles por la noche.
Económicamente, no hay movimiento comercial, sino comprar lo necesario, sobre todo alimentos, con muy poco tráfico y falta de movimiento de los peatones, y una ausencia casi total de los compradores de fuera de Trípoli.
En cuanto al transporte, sigue cortado a través de la carretera principal “Tripoli - Beddawi - Minie Akkar - la frontera con Siria”, con registrar varios heridos de ciudadanos civiles cuando intentaban transitarla, aunque lo hicieron muy rápidamente, pero las balas de los francotiradores fueron más rápidas.
Las medidas militares tomadas por el ejército libanés con el fin de controlar la situación, van desde el establecimiento de puestos de control fijos en las entradas de Trípoli y las principales plazas hasta realizar patrullas con vehículos blindados en las carreteras, con el fortalecimiento de sus posiciones en las áreas de confrontación entre los barrios en conflicto.
El ejército logró con el cerco a las zonas de combate impedir que salieran los elementos armados dentro de casco viejo de la ciudad, tal como solía ocurrir al inicio de cada ronda de combate, también ha contribuido a evitar casos de asalto a la propiedad pública y privada.