La cifra de las victimas de los enfrentamientos en la ciudad de Trípoli (norte de Líbano) ascendió a siete muertos y setenta heridos, la tensión volvió a estallar en la ciudad a última hora de la tarde, después de una jornada de precaria calma.


A pesar de que las fuerzas políticas y líderes locales, tras un encuentro en la residencia del diputado Mohamed Kobara, reclamaron la retirada de todos los armados de las calles y la aplicación del plan de seguridad propuesto por el ejército, los sucesos en el terreno demuestran que todas las gestiones políticas han fracasado, lo que confirma la teoría que dice “los líderes están en un lado, mientras los grupos armados están en otro”.

El plan del ejército consta en apostar efectivos sobre las azoteas de los edificios cercanos a la zona de tensión, y reforzar sus tropas alrededor de la línea que separa los barrios rivales de Bab al Tabbane y Yabal Mohsen.


De otra parte, se registraron incendios en varias viviendas, además de que muchos han tenido que abandonar sus casas y desplazarse a sitios más seguros.

Los colegios y universidades de Trípoli mantienen hoy sus puertas cerradas, aunque el tráfico es fluido en esta ciudad, la segunda en importancia de Líbano.