Especial Alintiqad

Una bomba estalló en Damasco, 11 ciudadanos civiles han muerto y otros 30 han resultado heridos, según las primeras informaciones del “campo de batalla” en el barrio “Mazza” de la capital siria.


Fuentes hospitalarias han indicado que la mayoría de los heridos son mujeres y niños, que sufren quemaduras de distintos grados y que hay casos de amputaciones.

Aparte de los daños materiales causados por la explosión en los edificios y los comercios en el lugar, la mano del terrorismo cegó la vida de once personas y cambió drásticamente la vida de al menos treinta familias, con una sola bomba.


Mientras, la milicia denominada “ejército libre” reivindica el “acto heroico” cometido contra los ciudadanos inocentes en nombre de una falsa revolución que se baña en terrorismo y se alimenta de odio.


Una vez más, el pueblo sirio paga con vidas humanas y sangre derramada injustamente, ante la mirada de todo el mundo civilizado, por satisfacer los deseos de aquellos que piden más sangre, sean los que colocan las bombas o aquellos que se las suministran, o los que financian tales acciones, todos son cómplices y responsables de la agonía de un país (Siria) y de un pueblo entero.