Internacional
El duelo entre Turquía y Siria en Alepo
Aquel que gane la batalla “domina” la región
Poco a poco, la batalla en la ciudad siria de Alepo se convierte en una guerra abierta entre Siria -apoyada por Irán y Rusia- y Turquía que cuenta con el respaldo de Occidente y los países del Golfo. Este hecho lo confirma la realidad política y la situación en el terreno, sobre todo por la enorme cantidad de armas y municiones que llegan a los dos bandos afrontados, lo que hace plantear preguntas sobre la fuente y el objetivo final de su financiación.
Estas palabras son de un diplomático oriental que está en contacto diario con el ministerio de exteriores de su país que aún mantiene su legación en Siria. El diplomático señala que su país considera que el vencedor en la batalla de Alepo gobernará Siria las próximas décadas, en caso que la oposición logre imponer su autoridad en la ciudad, la supuesta victoria favorecerá la influencia turca que se extenderá a toda la región, y viceversa, en especial porque la crisis siria se relaciona de una forma u otra con el tema kurdo que presiona sobre el gobierno de rayab Tayeb Erdogan en Turquía y preocupa a Ankara, tanto que la impulsa a aventurarse en una guerra estratégica contra el gobierno sirio, no sólo para derrocarlo sino también para quitarle de las manos la “carta kurda” primero, y sus privilegios en el ámbito iraquí segundo, así como su desesperada búsqueda de un papel en el tema de gas descubierto a lo largo de la costa que se extiende desde siria hasta Palestina pasando por Líbano, y esto no lo puede lograr con el régimen del presidente Bashar al-Assad.
Del otro lado, el régimen sirio ve que ganar la batalla de Alepo supone un golpe duro tanto a la oposición como al estado turco, ya que la oposición es la herramienta que realiza la política de Turquía, el apoyo incondicional recibido, a nivel de armas, milicianos y expertos militares, es una clara prueba del gran interés que tiene Turquía en despojar al presidente sirio de todas sus cartas. En ese sentido, el diplomático señala que la caída de Alepo, aunque diera lugar a la puesta en práctica a la política de “tierra quemada”, significa acorralar a Turquía políticamente, como el cierre de las fronteras con el fin de evitar el contrabando de armas e impedir el apoyo logístico a la oposición en el interior. Además de abrir la puerta para que los kurdos vuelvan a tener una función significativa en la frontera con Turquía, que desviaría el pensamiento turco de “recuperar” el liderazgo islámico en la región, sobre todo porque el vacío dejado por Egipto después de la revolución a nivel del mundo árabe necesita a quién lo ocupe tarde o temprano.
En paralelo, la misma fuente opina que la misión del enviado especial de la Organización de Naciones Unidas y la Liga Árabe, Lajdar Brahimi, está condenada al fracaso en vista de las circunstancias actuales, dado que la solución va más allá que Brahimi o incluso la Liga Árabe, la crisis siria precisa un nuevo tratado del tipo del pacto de seykes-Picot (el tratado entre Francia y Reino Unido que dividió toda la región en estados).
Los intereses y los proyectos se superponen de tal forma que llegaron a un punto que no deja lugar a dar marcha atrás, y la situación se volvió en una seria amenaza para todo el Oriente Medio, e incluso para el mundo árabe y musulmán. Las llamas de fuego emprendidas en Alepo no se detendrán en la frontera norte de Siria, sino se extenderán más allá hasta llegar a los pozos de petróleo y los países circundantes, esto es lo que causa más temor a todos, incluido Turquía que posiblemente sería el país más afectado por la situación regional a la luz de convertirse en punta de lanza y por su condición geográfica en el portal del continente europeo.
Traducido del árabe