El Ejército somalí y las tropas de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) arrebataron a la organización fundamentalista “Al-Shabab” el control de la estratégica localidad de Wanla Weyn, en el centro del país.

En un comunicado, el comandante de las fuerzas de AMISOM, Andrew Gutti, aseguró que la toma de Wanla Weyn, 90 kilómetros al noroeste de Mogadiscio, "permitirá libertad de movimientos a la gente prohibidos hasta ahora, ya que las restricciones de Al Shabab les impedían realizar sus actividades comerciales".

"También facilitará la llegada de la tan necesaria ayuda humanitaria para la población local", aseguró el militar.

Asimismo, Gutti señaló que sus tropas se hicieron con la antigua base de entrenamiento aéreo de Balli Doogle, 11 kilómetros al norte de Wanla Weyn.

A pesar de los avances en el terreno político, con la elección, el pasado 10 de septiembre, de un nuevo presidente, y con el nombramiento del primer ministro del pasado día 6, Somalia se encuentra aún inmersa en un conflicto armado.


En él, las tropas multinacionales de AMISOM, el Ejército somalí, las Fuerzas Armadas etíopes y milicias pro-gubernamentales aliadas, combaten a Al Shabab, que el pasado febrero anunció su unión formal a la red terrorista Al Qaeda y que trata de instaurar un Estado musulmán de corte wahabí en el país africano.

Aunque las tropas aliadas arrebataron hace dos semanas a Al Shabab su mayor bastión, la ciudad costera sureña de Kismayo, los fundamentalistas todavía controlan buena parte del centro y el sur del país, donde el frágil Ejecutivo somalí no está aún en condiciones de imponer su autoridad.

Somalia vive en un estado de guerra civil y caos desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país sin un gobierno medianamente efectivo y en manos de milicias islamistas, señores de la guerra que responden a los intereses de un clan determinado y bandas de delincuentes armados.