Un adolescente bahreiní, de 17 años de edad, perdió la vida el viernes por la noche por disparos de la policía bahreiní en la aldea de Sadad, al noroeste de Manama, capital de Bahréin.


La víctima, identificada como Ali Hussein Nehme, sufrió graves heridas al ser alcanzado por disparos de la policía, durante la represión efectuada por las fuerzas gubernamentales contra los manifestantes que reclamaban libertad y democracia en el país. El adolescente murió poco después de haber sido disparado, ya que los sicarios del régimen impidieron su traslado al hospital, hasta que se desangró y perdió la vida. Es el segundo menor que pierde la vida por participar en una manifestación antigubernamental celebrada en el pequeño país del Golfo Pérsico.

El comunicado divulgado por el ministerio bahreiní del Interior confirma lo ocurrido e indica que el incidente se produjo después de que los manifestantes atacaran a un coche de la policía con cócteles molotov.


No obstante, los testigos oculares indican que la policía tendió una emboscada a los manifestantes y los atacó con gases lacrimógenos.

La familiares de Nehme han celebrado el sábado su funeral al que asistieron miles de personas. Después de la ceremonia, un número ingente de personas se enfrentó a la policía desplegada en el área para controlar la situación.

El viernes, Manama fue asimismo escenario de una manifestación contra el régimen de los Al Jalifa en la que participaron miles de bahreiníes.


Desde el 14 de febrero de 2011, los bahreiníes han llevado a cabo casi a diario manifestaciones prodemocráticas en todo el país, protestas populares que siempre han sido reprimidas por las fuerzas de seguridad del régimen bahreiní, secundadas por las fuerzas de Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU), y con el apoyo logístico de algunos países occidentales, principalmente de Estados Unidos.