Un movimiento de tropas que escenifica la escalada de la tensión entre los dos países vecinos

Ankara cumple con el guión. Las autopistas y carreteras turcas que conducen hacia el Este del país amanecieron con la imagen de varios vehículos militares cargados con misiles y baterías antiaéreas.

Se dirigen a la provincia de Hatay, fronteriza con Siria. Es la respuesta al derribo, el viernes pasado, de un avión militar turco por parte del Ejército sirio. El aparato se precipitó al mar en esta zona.


“Por supuesto, Turquía no caerá en la trampa de los que fomentan la guerra, de los provocadores, no deben preocuparse”, decía el miércoles el primer ministro turco Recep Tayyip Edrogan.

“Pero, nuestro país no se quedará en silencio, ni con los brazos cruzados, ante un ataque contra uno de nuestros aviones en aguas internacionales”.

Turquía, miembro de la Alianza Atlántica, ha recibido además el apoyo de la Unión Europea, que condenó los hechos. Mientras, los equipos de rescate continúan con la búsqueda de los dos pilotos desparecidos.

Fuente: Agencias