Diplomática de EEUU dimite en protesta por apoyo al genocidio en Gaza

Crecen las renuncias dentro de la Administración Biden en protesta por el apoyo político y militar de Washington a la campaña genocida israelí en Gaza.

Esta vez fue la vocera de lengua árabe del Departamento de Estado de Estados Unidos, Hala Rharrit, quien optó por no guardar silencio ante la implicación del Gobierno estadounidense en los crímenes bárbaros cometidos por el régimen sionista en la Franja de Gaza, según informaron el jueves los medios locales.

Rharrit anunció su dimisión en protesta a la continuación del suministro de armas por la Administración del presidente estadounidense, Joe Biden, al régimen de Tel Aviv en plena guerra genocida israelí en Gaza.

“Dimití en abril de 2024 tras 18 años de servicio por mi oposición a la política de Estados Unidos con respecto a Gaza. Diplomacia, no armas. Hay que ser una fuerza para la paz y la unidad”, indicó la exdiplomática en su perfil en la red social LinkedIn.

El Departamento de Estado precisa en su página web que su mandato “terminó el 24 de abril de 2024”. La exfuncionaria fue anteriormente subdirectora del Centro Regional de Medios de Dubai dentro de la Administración Biden.

Su renuncia llega tras una decisión similar tomada en marzo por Annelle Sheline, funcionaria de asuntos exteriores en la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado.

Asimismo, en octubre, días después del inicio de la brutal campaña militar israelí en Gaza, Josh Paul, director de asuntos públicos y del Congreso de la Oficina de Asuntos Político-Militares del Departamento de Estado, renunció a su cargo en protesta por “el apoyo ciego” de la Administración Biden al régimen israelí y avisó que el envío de armas al régimen sionista es “destructivo, injusto y contradictorio con los mismos valores” que EEUU defiende públicamente.

Tariq Habash, asesor político palestino-estadounidense en la Oficina de Planificación, Evaluación y Desarrollo de Políticas del Departamento de Educación, fue otro funcionario estadounidense que renunció en enero por razones similares.