Internacional
Moldavia reduce el personal diplomático ruso en Chisinau tras un supuesto caso de espionaje
El ministro de Asuntos Exteriores de Moldavia, Nicu Popescu, anunció este miércoles su decisión de reducir el número del personal ruso acreditado para trabajar en la Embajada de Rusia en Chisinau, la capital, un día después de que el embajador Oleg Vasnetsov fuera convocado por un supuesto caso de espionaje.
“Es muy importante que los servicios diplomáticos no solo de nuestro país, sino también de otros estados estén orientados a desarrollar buenas relaciones, y no a desestabilizar a nuestros países”, justificó Popescu.
“Hemos coincidido con las instituciones y responsables políticos en la necesidad de limitar el número de diplomáticos rusos acreditados en Moldavia (...) para que haya menos personas involucradas en la desestabilización del país”, añadió.
Por su parte, Vasnetsov alertó de que esta decisión “socava gravemente las posibilidades de diálogo entre los dos países”. Al mismo tiempo aseguró que el supuesto caso de espionaje publicado por los medios es solo una excusa para llevar a cabo una reducción del personal diplomático mucho tiempo anhelada.
“No pensábamos que Chisinau se fuera a involucrar en acciones de rusofobia con tanta rapidez y que se tomarían medidas tan drásticas. Esperamos que las personas responsables que han tomado tales decisiones entiendan cómo puede resultar todo esto en el futuro”, dijo el embajador, según recoge el portal NewsMaker.
Las quejas de Moldavia hacen referencia a un reportaje publicado el lunes por Insider y Jurnal TV en el que se alerta de que las decenas de antenas parabólicas que se encuentran sobre los tejados del edificio de la Embajada rusa en Chisinau interceptan señales de telefonía, lo que les permitiría escuchar e interceptar conversaciones telefónicas de la radio de la Policía.
Sin embargo, el embajador ruso sostiene que muchas de esas antenas se colocaron en la década de los 90 en el momento en el que se construyó el edificio y que varias están ya obsoletas. “Muchas están oxidadas. Si la telefonía e Internet fueran mejores, probablemente no sería necesario actualizarlas constantemente”, afirma.
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