Dos bombas estallaron el sábado en una autopista central de Damasco, destruyendo nueve coches, según los residentes, en una nueva muestra de que los rebeldes optan por los medios terroristas orientando sus tácticas contra los civiles.


las explosiones, producidas por dos coches bombas que estallaron en la calle al Thawra, ante los ojos de los observadores de Naciones Unidas que llegaron a Siria para supervisar el alto el fuego declarado el 12 de abril. No obstante, su presencia no ha detenido la violencia en una revuelta iniciada hace 14 meses que comenzó con protestas pacíficas y se convirtió en actos terroristas gracias al apoyo y el sostén de potencias extranjeras.


El 30 de abril, varias explosiones volaron fachadas de edificios en la ciudad norteña de Idlib, donde murieron nueve personas y 100 resultaron heridas. Tres días antes, un atacante suicida mató a nueve personas, en una mezquita de Damasco.

Un grupo islamista que se presenta como el Frente de Apoyo para el Pueblo de Levante reclamó la autoría de ese atentado y de un ataque el 24 de abril sobre el consulado cultural iraní en Damasco.

El presidente sirio El-Assad lleva tiempo diciendo que lucha contra "grupos terroristas armados" con apoyo internacional, y no contra una revuelta popular. Las autoridades sirias afirman que los rebeldes han matado a más de 2.600 soldados y policías.