EEUU sale en defensa de Emiratos Árabes y promete hacer “rendir cuentas” a los yemeníes

Washington prometió el lunes “hacer rendir cuentas” a los yemeníes que defienden su patria de las agresiones de la llamada coalición árabe liderada por Arabia Saudí y respaldada por Estados Unidos y otros países, por haber atrevido a atacar el aeropuerto internacional de Abu Dabi y la zona industrial cercana, aun siendo sujetos a intensos bombardeos desde hace más de siete años.

“Estados Unidos condena enérgicamente el ataque terrorista de hoy en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos, que mató a tres civiles inocentes”, dijo en un comunicado el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan.

“Los hutíes se atribuyeron la responsabilidad del ataque y trabajaremos con Emiratos Árabes Unidos y nuestros socios internacionales para hacerlos rendir cuentas” por el incidente, subrayó el funcionario.

“Nuestro compromiso con la seguridad de los Emiratos Árabes Unidos es inquebrantable y apoyamos a nuestros socios emiratíes contra todas las amenazas a su territorio”, añadió.

Emiratos Árabes Unidos integra una coalición militar bajo mando de Arabia Saudita que interviene en Yemen desde 2015 para restaurar en el poder al expresidente fugitivo Abdrabu Mansur Hadi, actualmente refugiado en la capital saudí Riad.

En su guerra contra el pueblo yemení, la coalición cuenta con el apoyo de Estados Unidos y Reino Unido, entre otros países. También participan en las batallas al lado de los invasores grupos terroristas como Daesh y Al-Qaeda.

En un comunicado, el portavoz de la diplomacia estadounidense Ned Price indicó que el secretario de Estado Antony Blinken expresó “su solidaridad” en una llamada con su homólogo emiratí, Abdullah bin Zayed al Nahayan.

El ataque yemení ha sido la respuesta a las agresiones de las milicias apoyadas por Emiratos Árabes Unidos en la provincia de Shebwa.

La guerra contra Yemen ha causado la muerte de 377.000 personas, también ha generado un gran éxodo de pobladores y otras consecuencias indirectas para muchos civiles que han quedado al borde de la hambruna, una crisis que, según la ONU, es la peor catástrofe humanitaria del mundo.