Las protestas continúan en las ciudades de Bretaña y el primer ministro David Camerón declara frente el parlamento que las demostraciones son considerado el peor en la historia de Bretaña.
El primer ministro dijo que "La remontada ha comenzado bien y verdaderamente" en una declaración a una sesión de emergencia del parlamento, los manifestantes diciendo: "Usted va a pagar por lo que has hecho".
Cameron se encuentra bajo presión para suavizar los planes de austeridad, fortalecer la policía y hacer más para las comunidades urbanas, así como apretones malestar económico de un país cuyas condiciones sociales y raciales, tal vez las tensiones han estallado en cuatro noches de caos desconcertante.
El líder británico dijo que él mantendría una presencia policial mayor de 16.000 agentes de policía en las calles de Londres a través del fin de semana y se considere llamar a las tropas secundarios en los disturbios futuros para liberar primera línea de la policía.
Entre otras medidas, dijo que le daría poderes a la policía para exigir la retirada de mascarillas u otros recubrimientos si sus portadores eran sospechosos de cometer delitos, y se comprometió a reprimir a los criminales "bandas callejeras" para "ayudar a mejorar nuestra sociedad rota".
Los líderes comunitarios dicen que la desigualdad, los recortes a los servicios públicos y el desempleo juvenil también se alimentan sobre la violencia en Londres, Birmingham, Manchester y otras ciudades multiétnicas.
"Los negros, asiáticos, blancos, todos vivimos en la misma comunidad. ¿Por qué tenemos que matar unos a otros?" Tariq Jahan dijo cuyo su hijo fue uno de los tres hombres musulmanes atropellado por un coche y murió cuando pareció para proteger su propiedad en Birmingham.
"Paso adelante, si usted quiere perder a sus hijos, a lo contrario calmarse y volver a casa, por favor", dijo.
Muchos británicos están horrorizados por las escenas en las calles, desde el asalto televisado de un adolescente herido a una fotografía de una mujer polaca saltando de un edificio en llamas.
Pero ocupando el terreno moral es difícil en un país donde algunos legisladores y policías de alto nivel han sucumbido a la codicia material con los gastos y escándalos de corrupción, con la esperanza de salirse con la suya y banqueros han tomado alucinantes bonos pesar de que el contribuyente ha tenido que rescatar a las instituciones financieras.
La policía ha arrestado a más de 1.000 personas a través de Inglaterra, llenando las células y obligando a los tribunales a trabajar toda la noche para procesar cientos de casos. Entre los acusados eran un asistente de enseñanza, un trabajador de la caridad y un niño de 11 años de edad.
A largo plazo las tensiones entre la policía y la juventud, la escasez de oportunidades para los niños de zonas desfavorecidas y las desigualdades visibles donde los ricos suelen vivir en casas elegantes a sólo unos metros de las fincas de la ciudad en decadencia se han destacado.
Las tensiones han aumentado en Gran Bretaña desde hace algún tiempo, con la economía en dificultades para trepar por una recesión de 18 meses, uno de cada cinco jóvenes sin trabajo y los ingresos de la alta inflación apretando y golpeando más a los pobres.