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Internacional

La telefon&iacutea m&oacutevil &iquestSer&iacutea una bomba de relojer&iacutea causante de c&aacutencer?

La telefonía móvil ¿Sería una bomba de relojería causante de cáncer?

Una denuncia ante la justicia por daños de dos repetidores móviles, y unos consejos de protección para evitar las influencias negativas de sus ondas radiactivas sobre el cuerpo humano.

Se dijo mucho sobre el sector de las telecomunicaciones en Líbano y se le tildó de todo tipo de adjetivos hasta el punto de describirlo como el “el petróleo de Líbano”, a la vez que este sector, llegó a considerarse como un gran tesoro de datos sobre el cual puso la mano “Israel” e intentó controlarlo instalando varias redes y dispositivos de espionaje en el interior de las compañías de telefonía móvil libanesas y en sus estaciones de control.

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El sector de telecomunicaciones, por el que se libraron varias batallas ministeriales a la hora de formar sucesivos gobiernos, parece que hasta el momento, no ha sido objeto de ninguna medida de seguridad para la protección de datos y para limitar el indebido acceso a ellos y el pirateo de la data. Esto, en todo caso, no es de extrañar teniendo en cuenta que ni siquiera las medidas de bienestar general han sido consideradas en este sector, pues se proliferaron los repetidores de frecuencia de forma desordenada en zonas pobladas y en las azoteas de las casas y edificios sin tener en consideración los posibles daños sobre la salud que podrían provocar estos repetidores en sus alrededores y que podrían tratarse de ciertos tipos de cáncer dadas sus emisiones de radiaciones.

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Este asunto volvió a la palestra en los últimos días tras la presentación de una demanda judicial por un abogado ante la fiscalía general de Monte Líbano que advierte de la peligrosidad de la situación provocada por dos antenas de repetición de frecuencia de las dos compañías móviles que están colocadas en la azotea de un hotel en la zona de Al Janah y que queda justamente a la altura de de la vivienda del abogado y en la parte de los dormitorios, lo que provocó ciertos daños y alteraciones corporales a la familia y a los niños, como jaqueca continua y elevación de la tensión sanguínea lo que les obligó a visitar las urgencias del Hospital Universitario Americano en Beirut en varias ocasiones llegando por último a abandonar su vivienda temporalmente mientras perdure este perjuicio.

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Y con el fin de cerciorar la peligrosidad o no peligrosidad de los repetidores de telefonía móvil, Alintiqad recabó las opiniones de varios expertos en telecomunicaciones llegando a la oscilante conclusión de que hay quien asegura la existencia de perjuicios y daños sobre el ser humano sin la certeza de que lleguen a desembocar en cánceres, y quien lo niega tajantemente y pone en duda la posibilidad de que esto suceda.

Demanda judicial

En su exposición de la demanda judicial presentada, el demandante indica que él y los habitantes del edificio habían presentado varias quejas ante el ministerio de telecomunicaciones y el ministerio de turismo libaneses además de un aviso al propio hotel en el cual le piden el desmantelamiento de las dos antenas en cuestión, y se añadieron tres quejas consecutivas al ayuntamiento de Ghobeiry adjuntando con las quejas el caso de la ciudad de Nabatiyeh donde el gobernador civil liberó una orden de cerrar y sellar con cera roja una antena de repetición. Y a pesar de todo esto, la parte demandada hizo caso omiso y siguió con las dos antenas por el beneficio económico que le aportan.

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La demanda se fundamentó en que los sistemas y los dispositivos instalados en la azotea del hotel contiguo a la vivienda del demandante emiten ondas electromagnéticas en todas direcciones,  de forma permanente y continuada y con un nivel altísimo, lo que provoca daños físicos en las células del cerebro y el sistema nervioso dada la fuerza de estos aparatos, su gran tamaño y su cuantía.

Y se apoyó el demandante en informes científicos y fallos judiciales libaneses e internacionales que tratan el alcance del daño provocado por los repetidores de frecuencia, de entre los cuales se destaca que para la protección de estas radiaciones “los ciudadanos deben vivir a no menos de trescientos metros de distancia de un repetidor ya que si no, estarían expuestos a dolores de cabeza, náuseas y mareos, pérdida de apetito, insomnio, alteraciones de la vista, nerviosismo, pérdida de memoria, desmayo e inapetencia sexual”.



En este contexto, se indica que existe un antecedente en la justicia libanesa cuando la sección primera del juzgado de primera instancia de Monte Líbano, tomó una resolución (133/9/2005) acerca de una petición de desmantelar una antena de televisión por la preocupación de adquirir cáncer, y se dictaminó obligar a la demandada, La Compañía Libanesa de Televisión, trasladar su antena televisiva sita en el inmueble num.500 de Beit Mery, a otro inmueble de la misma localidad pero lejos de las zonas habitadas en lo posible y en el plazo de tres meses desde su fecha bajo la responsabilidad de recaerle a la compañía una multa de 500.000 liras (330$) por cada día de retraso en la ejecución de la sentencia fundamentada en el informe del perito Fadi Fouad Al Rawas el cual aseguró lo siguiente, “esta estación de repetición y amplificación de señal, se había construido sin el más mínimo estudio de las mediciones de las estaciones de repetición de señal, pues su fuerza de emisión que se estima en 13 kilovatios no se ajusta a las medidas internacionales, además de lo que, recientemente, la ciencia confirmó de los numerosos y grandes daños causados a personas expuestas continuamente y desde  cerca a los aparatos emisores de frecuencias que no superan un vatio, ¿cómo pues con una estación como esta? Teniendo en cuenta que los estudios científicos confirman que esta capacidad de vatios supone un gravísimo peligro para la salud pública y que podrían derivar en canceres con el tiempo”.

Ali Oubani

Fotografia: Issam Kobaissi

| 24/03/2012