Internacional
Veinte soldados norteamericanos participaron en la masacre de Kandahar
Los ejércitos colonialistas siempre se han caracterizado con un historial lleno de masacres contra la población civil
La propaganda de Estados Unidos y sus lacayos en todas partes del mundo trata de convencernos que Estados Unidos es un país democrático y amigable, que su intervención militar es motivada por combatir el terrorismo y la dictadura, y que pretende extender la democracia y proteger los derechos humanos.
Se afilan las trompetas y los canales de satélite petro-árabes como “El-Jazeera” y “La Arabia” para difundir esa propaganda con entusiasmo. Sin embargo, la historia y las prácticas del ejército norteamericano desmienten totalmente esa propaganda. Los ejércitos colonialistas siempre se han caracterizado con un historial lleno de masacres contra la población civil, o contra los prisioneros de guerra, que en teoría deben ser protegidos, de acuerdo a todos los convenios internacionales relacionados con las guerras.
El ejército de Estados Unidos no es una excepción a esta regla, es más, supera a todos los otros ejércitos colonialistas cuando se trata de cometer matanzas, lo que muestra su brutalidad, su cobardía, y su degradación, por lo tanto, la misma degradación, brutalidad, y cobardía del país que representa, que defiende sus intereses, y que aplica su política.
Estados Unidos, que es consciente de esta realidad, hasta el día de hoy se abstenga en la aprobación del Tribunal Penal Internacional especial para crímenes de guerra, incluso recurre a la intimidación y la tentación para obligar a sus aliados a firmar acuerdos bilaterales con Estados Unidos para impedir cualquier juicio de los militares estadounidense en el país relacionado en caso de que cometieran crímenes en dicho país y trasladarlos a Estados Unidos para ser juzgados allí.
Recordemos la masacre cometida por el ejército estadounidense en Vietnam, la matanza conocida por el nombre de “Masacre de May Lai”. El día 16 de marzo de 1968, la unidad militar estadounidense bajo el mando del teniente William Kiley, acordonó la aldea May Lay, agruparon a todos sus habitantes y quemaron sus pobres viviendas, luego los mataron a todos, entre 300 y 500 personas, inclusive los niños, mujeres, y ancianos. La masacre no se desveló hasta un año más tarde por uno de los soldados que participaron en ella.
El teniente Kiley fue condenado por esa matanza por un tribunal militar estadounidense a cadena perpetua, no obstante, al cabo de cinco años fue puesto en libertad gracias a un perdón especial del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.
También cabe recordar la masacre del refugio “Al-Ameriya” en Bagdad (Iraq), cuando el 13 de febrero de 1991, los aviones norteamericanos ensayaron con sus “bombas inteligentes” sobre un refugio, causando la muerte a más de 400 personas, en su mayoría eran mujeres y niños.
Las investigaciones imparciales demostraron más tarde que el bombardeo del refugio fue deliberado para aterrorizar a la población civil. Por supuesto, no hubo detenciones ni responsables de esa masacre.
Conforme a esta gran tradición del ejército estadounidense, el once de marzo de 2012, se llevó a cabo una masacre similar en la provincia afgana de Kandahar, con el saldo de 16 muertos de los civiles afganos, entre ellos nueve niños, además de un número de heridos. En su día se dijo que el autor de la masacre era una sola persona, un soldado norteamericano, que fue detenido y trasladado fuera de Afganistán.
Desde el principio el mando del ejército norteamericano afirmó que la matanza fue cometida por un solo soldado, pero no reveló su identidad.
Más tarde, el ejército norteamericano reveló la identidad del soldado, el sargento Robert Bales, que fue arrestado y retenido en una base del ejército de Estados Unidos en Afganistán, luego fue trasladado a Kuwait, y desde allí a la base “Fort Leavenworth” en el estado de Texas. Bales será juzgado en Estados unidos, y se le asignó un abogado para presentarle en la defensa, John Henry Brown.
El abogado alega que su defendido, padre de dos niños, padece inestabilidad psicológica, propiciada por un trastorno por estrés postraumático y por una lesión cerebral sufrida en un vuelco de su vehículo durante la segunda de cuatro misiones en el frente de guerra en Iraq, antes de ser destinado en Afganistán.
Brown, en declaraciones a “CNN” dijo que tras el encuentro con su cliente y hablar con él por vía telefónica interna, parecía distraído y aturdido, la conversación fue muy breve porque no confía que las líneas telefónicas sean muy seguras.
Por su parte, el movimiento “Talibán” describe el autor de la matanza como un miembro de “las fuerzas norteamericanas salvajes y distorsionadas mentalmente”, y se comprometió a tomar venganza por estos actos que calificó de barbarie.
En la Casa Blanca, Obama describió el crimen como “trágico”, y presentó su condolencia al pueblo afgano en conversación telefónica con el presidente títere Hamid Karzay. Obama argumentó que la masacre no refleja “el carácter excepcional de las fuerzas armadas de Estados Unidos”, ni “el respeto que tiene Estados Unidos al pueblo afgano”.
Pero pronto se hizo evidente que el intento de acusar de la matanza a un solo soldado norteamericano es una de las grandes mentiras del ejército colonialista de Estados Unidos, y que una unidad militar estadounidense compuesta por veinte soldados había cometido la masacre.
Esto fue lo que publicaron los medios de comunicación afganos, de acuerdo a los resultados de las investigaciones realizadas durante días en la región por una comisiñon parlamentaria afgana. Participó en dicha comisión un número de diputados de la provincia de Kandahar, son: Hmidzaa Lalai, Abdul Rahim Ayoubi, Chakib Hashemi, Said Mohamed Ahawand, Bismil Afganmal, y otros diputados de otras zonas.
La comisión parlamentaria afgana encargada de la investigación de la matanza de Kandahar, en la que fallecieron 16 civiles, ha implicado este viernes a un total de "entre 15 y 20" soldados estadounidenses en el ataque, lo que contradice la versión facilitada por Estados Unidos y la OTAN, que aseguran que únicamente un soldado estuvo detrás del ataque.
El equipo parlamentario ha estado recogiendo declaraciones de testigos, residentes y supervivientes durante dos días. "Estamos convencidos de que un soldado no puede matar a tantas personas en dos localidades, en una hora y al mismo tiempo, y de que los 16 civiles, la mayoría niños y mujeres, fueron asesinados por dos grupos", ha dicho el investigador Hamizai Lali.
Hmidzaa Lalai ha solicitado al Gobieno Afgano, a Naciones Unidas, y a las organizaciones de la comunidad mundial que aseguren las condiciones apropiadas para llevar a los asesinos ante la justicia dentro de Afganistán.
A su vez, los lugareños manifestaron que si n se juzga a los asesinos, se levantarían contra los afganos que apoyan la presencia de fuerzas extranjeras en su país.
Sofía (Bulgaria) – George hadad - Escritor libanés independiente |