Fuerzas de seguridad de Arabia Saudita continuaban hoy desplegadas en la región de Qatif en previsión de nuevas manifestaciones de descontento con el gobierno por la muerte de un activista opositor baleado por la policía.

Más de 30 mil personas de la provincia de Qatif marcharon el martes en el funeral de Bassem Ali Al-Qadehi, muerto por disparos que le propinaron agentes de la policía saudí al reprimir una manifestación pacífica el viernes pasado. Otros 10 manifestantes resultaron heridos en la represión.

Durante la procesión fúnebre los allegados del activista fallecido corearon consignas contra la monarquía wahabita, y denunciaron a las autoridades por la violenta represión de los manifestantes pacíficos.


Las autoridades habían retrasado la entrega del cadáver a los familiares, en lo que parece un intento de apaciguar los ánimos y evitar la participación masiva en el funeral.

Activistas en las redes sociales mostraron en sus cuentas fotos de Al-Qadehi donde se aprecia que fue alcanzado por 24 balas en diferentes partes de su cuerpo, en la cabeza, el pecho, los brazos y las piernas. También se notan las “magulladuras” que demuestran que fue torturado tras ser lesionado y antes de fallecer.

“Al-Qadahi fue trasladado al hospital Az-Zahraa tras ser baleado, los agentes de seguridad lo sacaron de allí arrestado antes de recibir asistencia médica”, dijeron testigos.

Desde el estallido de las revueltas populares en países árabes en 2011, la rica provincia petrolera del Este, donde se localiza Qatif, ha registrado reiterada convulsión política y demostraciones de descontento con el gobierno, además de reclamos reformas democráticas.

Varias personas murieron y muchas otras resultaron heridas desde entonces por la brutalidad policial para sofocar las movilizaciones pacíficas, la cual persiste pese a críticas de organizaciones de derechos humanos e, incluso, de gobiernos aliados de Riad.