Internacional
Responsabilizan al personal médico de la agónica muerte de Lockett
Autoridades de Oklahoma: Inyectaron la dosis letal en una zona inadecuada
El Departamento de Salud Pública de Oklahoma confirmó el jueves que el personal médico fue el responsable de la agónica muerte del preso Clayton Lockett al inyectar la dosis letal en una zona inadecuada.
Clayton Lockett, de 38 años, fue condenado a pena de muerte por disparar a una chica, a la que enterró viva en 1999. Su ejecución con inyección letal se produjo en abril de este año, según informa CNN.
La primera autopsia concluyó que fueron las sustancias empleadas las que provocaron la rotura de una vena y el posterior ataque de corazón. Sin embargo, la investigación ordenada por la gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, sostiene que las drogas empleadas funcionaron.
"Esta investigación concluye que la viabilidad del punto de acceso del medicamento intravenoso fue el único factor que contribuyó a la dificultad en la administración de la dosis de ejecución", dice el informe.
Según la investigación, el doctor y el personal médico tuvo dificultades para encontrar los puntos de inyección y finalmente introdujeron la dosis letal por la ingle del fallecido. El médico encargado de la ejecución ha reconocido a los investigadores que habría necesitado una aguja más larga, pero que al no disponer de ella utilizó la única que tenía disponible.
La responsable de la prisión, Anita Trammell, decidió tapar la zona con una manta, por lo que el doctor no pudo percatarse de las complicaciones y no fue hasta la segunda y tercera administración de la dosis cuando él se dio cuenta de que algo iba mal, según sostiene el informe. Lockett empezó a convulsionar y a retorcerse en la camilla.
Cuando levantaron la manta, los facultativos vieron líquido y sangre, debajo de la piel, cerca de la zona de la ingle. El informe detalla que el bulto era "más pequeño que una pelota de tenis pero más grande que una de golf". Según el documento, si el doctor hubiera visto la reacción antes, podría haber identificado el problema.
Según la investigación, el médico tampoco estaba seguro de la cantidad utilizada y no llegó a inyectar el medicamento intravenoso en la otra arteria femoral. El equipo médico también se apartó de los protocolos establecidos, aunque esto no tuvo ninguna repercusión en las complicaciones.
| El Departamento de Salud Pública de Oklahoma confirmó el jueves que el personal médico fue el responsable de la agónica muerte del preso Clayton Lockett al inyectar la dosis letal en una zona inadecuada.
Clayton Lockett, de 38 años, fue condenado a pena de muerte por disparar a una chica, a la que enterró viva en 1999. Su ejecución con inyección letal se produjo en abril de este año, según informa CNN.
La primera autopsia concluyó que fueron las sustancias empleadas las que provocaron la rotura de una vena y el posterior ataque de corazón. Sin embargo, la investigación ordenada por la gobernadora de Oklahoma, Mary Fallin, sostiene que las drogas empleadas funcionaron.
"Esta investigación concluye que la viabilidad del punto de acceso del medicamento intravenoso fue el único factor que contribuyó a la dificultad en la administración de la dosis de ejecución", dice el informe.
Según la investigación, el doctor y el personal médico tuvo dificultades para encontrar los puntos de inyección y finalmente introdujeron la dosis letal por la ingle del fallecido. El médico encargado de la ejecución ha reconocido a los investigadores que habría necesitado una aguja más larga, pero que al no disponer de ella utilizó la única que tenía disponible.
La responsable de la prisión, Anita Trammell, decidió tapar la zona con una manta, por lo que el doctor no pudo percatarse de las complicaciones y no fue hasta la segunda y tercera administración de la dosis cuando él se dio cuenta de que algo iba mal, según sostiene el informe. Lockett empezó a convulsionar y a retorcerse en la camilla.
Cuando levantaron la manta, los facultativos vieron líquido y sangre, debajo de la piel, cerca de la zona de la ingle. El informe detalla que el bulto era "más pequeño que una pelota de tenis pero más grande que una de golf". Según el documento, si el doctor hubiera visto la reacción antes, podría haber identificado el problema.
Según la investigación, el médico tampoco estaba seguro de la cantidad utilizada y no llegó a inyectar el medicamento intravenoso en la otra arteria femoral. El equipo médico también se apartó de los protocolos establecidos, aunque esto no tuvo ninguna repercusión en las complicaciones.